EL PAíS › EL ANIMO ARGENTINO POR EL PISO

Gana el bajón

Una encuesta muestra que más de la mitad de la gente está con bronca, uno de tres se siente desanimado y apenas uno de diez tiene esperanza.
El voto es visto como una salida.

 Por Raúl Kollmann

Más de la mitad de la gente define su estado de ánimo como de bronca y apenas una de cada diez personas está esperanzada. Esto traza la óptica con la que los argentinos hoy miran todo: las elecciones, la gestión del Gobierno, las marchas piqueteras, la situación de la economía. Lo que surge de los datos es que el país está en conflictividad social, con la gente muy enojada y pensando que los demás, de un momento a otro, van a salir a la calle. Desde el punto de vista del liderazgo que se está buscando, la síntesis sería que se apunta a un dirigente cuyo rasgo principal sea la capacidad, ejecutivo y honesto, aunque hay un sector minoritario (15 por ciento) que pide firmeza y autoridad. Elisa Carrió sigue liderando la intención de voto, seguida de Adolfo Rodríguez Saá, aunque Carlos Menem subió a más del doble en los últimos seis meses. Igualmente, es el candidato más rechazado del país, por lo cual no le será muy fácil seguir creciendo. Sin dudas, la clave de la cuestión presidencial es cómo se resolverá la interna del justicialismo, cuyos candidatos, sumados, reúnen el 42 por ciento de los votos.
Las conclusiones surgen de la encuesta realizada por la conocida consultora Hugo Haime y Asociados. En total se entrevistaron, en sus domicilios, a 1200 personas de todo el país, elegidas al azar y respetando las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. Se trata de una de las encuestas, hechas a nivel nacional, de mayor extensión y envergadura de los últimos tiempos.
“En la encuesta se ve claramente un alto nivel de conflictividad social –señala Haime–. Hay una idea nítida de votar, discutir, polemizar, pero la impresión del encuestado es que también habrá movida callejera, aunque por miedo no se ve participando. Yo insisto en que hay un fuerte crecimiento del interés por la política y la cosa pública: diría que subió al doble en el último año. Es cierto también que por ese miedo, bajó notoriamente la adhesión a piquetes y huelgas, que en el final del gobierno de De la Rúa sumaba un 40 por ciento. Hoy, reitero que por miedo, eso bajó, pero se mantiene alto el elogio a las asambleas y a la idea de discutir”.
Para Haime, “desde el punto de vista del dirigente que se busca, la aspiración es que sea alguien que traiga cierta renovación, o sea que no haya estado en el poder hasta ahora. La búsqueda podría resumirse así: alguien capaz, honesto, que genere trabajo o crecimiento. Como surge de los datos, no hay un sector militarista de envergadura, aunque llega al 10 por ciento y tiene su base en los sectores pobres del Gran Buenos Aires. Por ahora, hay una firme reivindicación de la institucionalidad y del voto”. En cuanto al ambiente electoral, Haime percibe dos elementos que están en el trasfondo:
u La mitad de la gente dice que hay que acordar con el FMI y la otra mitad piensa que hay que “vivir con la nuestra”. En principio, uno diría que quienes están en esta última postura son los que votan a Carrió, Rodríguez Saá, Zamora, y los que quieren el acuerdo con el FMI están con Reutemann, Menem, Macri o López Murphy. Esto puede trazar una línea divisoria, aunque a la vez la gente tiene mucha confusión y mezcla.
u Es muy posible que el electorado se divida entre un liderazgo carismático, salvador, como el que pueden representar Rodríguez Saá, Menem o la misma Carrió y otro liderazgo más conservador, más tradicional como el de Reutemann.
Hoy por hoy, Carrió sigue al frente, pero según sostiene Haime “se estancó bastante por el crecimiento de Zamora, que ha trepado mucho en Capital Federal y Gran Buenos Aires, aunque recoge pocas adhesiones en el interior del país”. “El otro factor determinante será el peronismo –sostiene el consultor—. Está a la vista que si se sumaran los porcentajes de los candidatos del PJ, se alcanza el 42 por ciento, que recalculado excluyendo los votos en blanco, anulados e indecisos, treparía mucho más allá del 45 por ciento. Es decir, ya habría ganado. Sin embargo, de ninguna manera puede afirmarse que los votos de los candidatos del PJ se van a sumar. Un votante de Rodríguez Saá puede terminar votando a Carrió, por ejemplo. Por eso, un tema importantísimo es cuál será el papel justamente de Rodríguez Saá, si va a competir dentro o fuera del PJ. También si la interna es más o menos prolija. En principio, hay que decir que quien salga de esa interna arranca como favorito, pero todo depende de si encaja con el liderazgo que la gente busca. Insisto: capaz, honesto y que genere trabajo”.

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