Lunes, 28 de agosto de 2006 | Hoy
El secretario de Cultura, José Nun, encabezó una mesa redonda en el Congreso de Cultura. Explicó la necesidad de una mejor formación educativa de los ciudadanos. Habló de las papeleras.
Por Werner Pertot
Desde Mar del Plata
“Se necesitan recursos para contribuir a la formación cultural del ciudadano, pero no de manera elitista”, afirmó el secretario de Cultura, José Nun, que compartió una mesa redonda sobre cultura e inclusión social con el secretario de Políticas Culturales de Brasil, Ranulfo Alfredo Manevy, y la ministra de Cultura porteña, Silvia Fajre. Estaba prevista también la participación del ministro de Educación de Uruguay, Jorge Brovetto, pero no pudo asistir. “Estoy seguro de que le ha surgido un inconveniente de último momento, porque es un amigo de la Argentina y no puede atribuirse su ausencia a ningún otro motivo”, aseguró Nun para alejar el olor a papeleras de la charla, en la que se despachó con críticas a la oposición y reclamó una reforma impositiva.
Sin embargo, poco después Nun volvió a la controversia entre ambos países. “No hay ningún derecho que sea gratuito, ni el del aire puro, y de eso hubiera podido conversar con mi amigo Brovetto –aseguró–. Uno de los ejes de la discusión de las pasteras es si van a invertir para que no haya contaminación, por lo que vemos que no hay ningún derecho que no requiera fondos que faciliten su ejercicio”, señaló Nun, tras afirmar que “uno de los derechos humanos es el derecho a la cultura y la educación, que es central para la toma de decisiones en democracia”.
En la charla, el politólogo enlazó la relación entre economía y cultura en dos momentos disímiles: la democracia directa en Atenas y el surgimiento de democracias tras la Segunda Guerra Mundial. Nun destacó que los atenienses se preocupaban de proveer de recursos a los pobres para asegurar su participación en el ágora. “De igual forma, el Estado de Bienestar jugó un papel determinante en la construcción de democracias en la posguerra”, remarcó. “Según una definición estrecha de democracia, el ciudadano sólo existe cuando mete una boleta en una urna. Es una aberración, porque es más importante saber cómo se formó ese voto”, indicó Nun, quien consideró que “no basta con la educación para que se pongan fin a la pobreza: hace falta cultura y redistribución del ingreso”.
“En las instituciones culturales, quizá más dura que la experiencia autoritaria, que tenemos en común con la Argentina, fueron los recortes que hizo el presidente Collor de Mello, que luego fue echado”, sostuvo Manevy, quien relató su experiencia en la gestión del ministro de Cultura, Gilberto Gil. “Cuando asumimos en 2003, el primer aspecto fue afirmar el rol estratégico del Estado en las políticas culturales. Los recursos para cultura son una lucha permanente, porque muchas veces la tradición económica lo ve como un aditamento”, señaló Manevy. El joven cineasta mencionó que Brasil se propone impulsar el aprendizaje de castellano en todas las escuelas como parte del “Mercosur cultural”. Para concluir, recurrió a una cita cinematográfica: “Vi una película argentina donde se viaja al norte del país, pero se piensa en Brasil y Paraguay como un territorio simbólico de integración regional”, dijo. Se trataba de Familia rodante, de Pablo Trapero.
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