Las medias manzanas de Gerardo Sofovich son el ADN de la cultura menemista en la televisión. Tato Bores sintetizó esta transformación con la sabiduría que hay en toda declaración sencilla y contundente: “La nueva costumbre de los domingos es mirar cómo se parte una manzana”. En la última jornada del Primer Congreso de Cultura, en la mesa Educación, cultura y medios de comunicación ¿conflicto o complementariedad?, el cineasta Tristán Bauer, director de Televisión Educativa, recordó cómo la pantalla de ATC de los noventa, entre “culos, tetas y chivos”, instaló el concepto de consumidores. Rosario Lufrano, directora de Canal 7, fue por más y dijo que cuando se intenta cambiar el negocio de la manzanita, “la corporación dice que hay censura”. La tercera integrante de la mesa, Mercia Brito, coordinadora pedagógica de la ong Nos do Cinema (Brasil), habló de los jóvenes de las favelas de Río que hacen cine.

“La televisión, esa creación humana maravillosa, quedó en manos de los espacios publicitarios. Para el discurso televisivo no hay niños ni jóvenes; hay consumidores de medios. La ‘torta’ publicitaria manda, indica cuáles son las normas a seguir, pero el espacio radioeléctrico le pertenece al pueblo y el único que puede administrarlo es el Estado”, señaló Bauer. Sobre su experiencia al frente de Televisión Educativa, que empezará a transmitir a fin de año, Bauer reveló que se están preparando programas con Adrián Paenza, Chango Spasiuk, Pino Solanas, Gastón Pauls y Eduardo Mignogna, entre otros. “Estamos trabajando muy duro con los contenidos, pero fundamentalmente con el lenguaje.”

Lufrano recordó que McLuhan advirtió acerca del impacto que tenían los medios de comunicación sobre las sociedades. “Los medios moldean formas de pensar, de actuar; construyen agenda y hasta han modificado el modo de gobernar.” Aunque observó que sin duda la televisión contribuye a que haya un mayor acceso a los bienes culturales, “esta abundancia no es sinónimo de calidad”. “Canal 7 es el patito feo de la pantalla porque a muchos les resulta funcional; es en el lugar en que quisieron ponerlo, y es conveniente para el negocio de la industria”, explicó.

La brasileña Brito contó que el proyecto fue creado por los protagonistas del film Ciudad de Dios, que no son actores profesionales y que viven en las favelas de Río de Janeiro. Nos do Cinema tiene 73 cortometrajes producidos por los jóvenes que estudian guión y producción de cine.