La marcha convocada por Juan Carlos Blumberg para el jueves tiene entretenidos a los militares retirados. Nostálgicos de la concepción de seguridad que les garantizaba un rol protagónico como fuerzas de ocupación, los jefes de las promociones de oficiales retirados se reunieron el domingo con dos objetivos: garantizar apoyo logístico para que el ingeniero no sufra ningún problema de seguridad y contribuir con tropa propia a ensanchar las columnas que se desplegarán en la Plaza de Mayo.

“Estamos dispuestos a ayudar a Blumberg más allá del propio Blumberg”, repiten algunos uniformados. Las oficinas de la empresa de investigaciones y seguridad, Scanner S.A., con la que supo reciclarse en democracia el teniente coronel retirado Héctor Schwab, fueron el escenario en el que se encontraron los líderes de la Unión de Promociones. Después de organizar los actos en homenaje a “los muertos por la subversión”, pretenden mostrar su expertise en movilizaciones que aspiran a ser masivas.

Schwab, quien estuvo preso en el 2003 por orden del juez español Baltasar Garzón acusado de participar de la represión junto a Antonio Domingo Bussi, hace rato que viene coqueteando con el padre de Axel Blumberg. Para mostrar su capacidad de convocatoria puso a trabajar también a su hija Pía a través de la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos Argentinos (Afyappa).

La ONG debutó de la mano de Cecilia Pando el año pasado para reclamar la libertad de los represores presos por delitos de lesa humanidad. La esposa del mayor Rafael Mercado, transformada en icono mediático de la ultraderecha, preside la asociación y Pía Schwab ocupa la secretaría general. Durante las ocho horas en las que deliberaron en las oficinas de la empresa familiar algunos de los retirados del Ejército, acompañados por varios de la Marina, se sorprendieron por el relegado papel que le habrían asignado a Pando.

Sin embargo, la mujer ya compartió más de un espacio público con Blumberg. Estuvieron juntos en el abrazo al Congreso que reclutó a un elenco más que heterogéneo en contra de los superpoderes para el jefe de Gabinete, se sumaron al llamado –paradójicamente de Bernardo Neustadt– en defensa de la Constitución y se reencontrarán el jueves frente a la Rosada.

Los adeptos castrenses del ingeniero aportarán también la pata eclesiástica. Las chicas de Afyappa se están ocupando de organizar la participación de las familias de los colegios de la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (Fasta), que encabeza el sacerdote ultranacionalista Aníbal Fosbery. En uno de esos establecimientos recaló Pando, por recomendación de Schwab, cuando su esposo fue pasado a retiro por no haberse diferenciado de sus planteos descalificadores de la autoridad presidencial. Pando salió a la luz a partir de una carta de lectores, publicada en La Nación, en la que se solidarizó con el obispo castrense Antonio Baseotto, desconocido como tal por el Ejecutivo luego de haber sugerido tirar al mar al ministro de Salud, Ginés González García, por su postura a favor de la despenalización del aborto.

Gran parte de los colegios católicos de la zona norte fueron los más activos convocantes a la primera marcha de Blumberg. Aquella que en abril del 2004 sorprendió al Gobierno por la masividad del reclamo de seguridad tras el asesinato de Axel al intentar huir de sus secuestradores. Las otras tres movilizaciones decrecieron en número. Esta vez, el ingeniero sumará a los líderes de PRO, Mauricio Macri y Ricardo López Murphy, y al piquetero Raúl Castells. Todos serán custodiados por la desinteresada participación castrense de civil.