Los productores rurales iniciaron ayer el segundo paro agropecuario del año, que se extenderá por lo menos hasta el lunes de la semana próxima. Durante la noche la atención estuvo puesta en el Mercado de Liniers, donde hasta las 21 habían ingresado apenas 988 cabezas, con la particularidad de que la mayoría fue provista por el Ejército, para restarle impacto a la huelga. La cifra es claramente inferior al promedio de 3400 animales que se pusieron a la venta durante los últimos cuatro lunes del alicaído mes de noviembre, aunque es posible que se incrementara un poco en la madrugada. No obstante, Miguel Schiariti, presidente de la cámara de industria y comercio de carnes, informó ayer a Página/12 que “más allá de lo que vendan los ganaderos en los próximos días, el abastecimiento estará asegurando hasta el fin de semana porque las cámaras y los corrales de los frigoríficos se encuentran repletos”. Incluso destacó que algunas empresas solicitaron autorización para guardar animales en corrales de terceros.

En el Gobierno buscaron restarle trascendencia a lo que ocurra hoy en Liniers, pues históricamente sólo concentra el 15 por ciento de las operaciones comerciales y desde que el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, fijó precios “sugeridos”, la actividad disminuyó más aún, ya que los productores comenzaron a incrementar la venta directa y el comercio en ferias regionales para evitar los controles y, de paso, ahorrarse en algunos casos los gastos que supone la comisión del consignatario y el mantenimiento de las instalaciones del mercado.

En los últimos quince días se vendieron allí entre 27 y 28 mil cabezas semanales cuando lo normal suelen ser 40 mil. “Hubo mucho tráfico de camiones para venta directa. Lo importante será ver el nivel de faena y no los ingresos al mercado”, señalaron desde el Ministerio de Economía. Sin embargo, la convocatoria al Ejército para que ayudara a engrosar los ingresos de Liniers con sus vacas muestra que el mercado sigue siendo un punto de referencia simbólico, por más debilitado que se encuentre.

Más allá de la hacienda que se termine vendiendo, los productores coincidieron con los frigoríficos en que el abastecimiento de carne no estará en riesgo durante la semana, pero la evolución de los precios minoristas genera interrogantes. El vicepresidente de Federación Agraria, Pablo Orsolini, afirmó ayer que “si hay aumento” será “por cuestiones especulativas y no por faltante de productos”. Silvio Etcheun, representante del sindicato de los trabajadores de frigoríficos, que hoy por la mañana acampará en la puerta del Mercado de Liniers para reclamar la creación de una Junta Nacional de Carnes, coincidió al señalar ante este diario que “la carne va a subir, en especial el asado, el peceto y el lomo porque son los que más se consumen en diciembre”. Desde el Gobierno se limitaron a remarcar, en cambio, que “harán todo lo posible para que los precios no suban”.

Las entidades del campo sostienen que el paro es en repudio al intervencionismo estatal que les recorta sus ganancias. Así lo expresó la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires (Carbap) en un comunicado, al destacar como motivo principal “el atropello del Gobierno nacional, que agrede las instituciones, afecta la capacidad productiva, interfiere el normal desarrollo de la vida en el interior y perjudica al interés nacional”.

El subsecretario de Agricultura, Javier de Urquiza, intentó refutar ayer ese argumento al señalar que “nos cuestionan el intervencionismo para mantener los precios de la carne y los cereales, pero no dicen nada sobre el intervencionismo que asegura un tipo de cambio competitivo y el que garantiza la estabilidad del precio del gasoil y de las tarifas”. El funcionario destacó además que el paro no es por motivos económicos porque el campo “tiene rentabilidad”.

En el mismo sentido se expresó el sábado la ministra de Economía, Felisa Miceli, al remarcar que “el paro es injusto, con un fuerte contenido político-ideológico. Vemos una dirigencia que prefiere la confrontación en lugar del diálogo”. Los datos que posee Economía evidencian que el cultivo de los principales granos y el negocio de la carne les permite obtener a los productores amplias ganancias, pese a la intervención del Estado.

La respuesta llegó ayer por parte del presidente de la Sociedad Rural, Luciano Miguens, que señaló que “este paro no es ideológico o político. Es simplemente para llamar la atención sobre la necesidad de diálogo y pensar en una política agropecuaria que hoy hay que adecuar a la situación que vive el mundo”, afirmó. Lo que no desmintió Miguens es que el campo sigue siendo una actividad rentable.