Domingo, 25 de marzo de 2007 | Hoy
La “segunda” Plaza fue del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, y su tono fue claramente crítico, con consignas que se “exigen” al Gobierno. Gran presencia juvenil.
Por Laura Vales
Con fuertes críticas a la gestión de Néstor Kirchner, la marcha del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia llegó a la Plaza de Mayo minutos después de que terminara el acto anterior. Tres locutores subieron al escenario y leyeron las consignas de la movilización anteponiendo a todas la misma frase: “Exigimos al Gobierno”. La repitieron ocho veces, una por cada tema de reclamo. El principal fue la aparición con vida de Julio López: “Que a seis meses siga desaparecido”, subrayaron, “hace que este 24 de marzo no sea uno más”.
Abajo, la Plaza estaba llena y las columnas de manifestantes que esperaban para entrar se extendía hasta tocar el Congreso. Las organizaciones convocantes de la marcha fueron 354, entre organismos de derechos humanos, movimientos sociales y barriales, centros de estudiantes y partidos políticos de izquierda.
Algunos grupos hicieron actividades antes de que arrancara la movilización. En la Plaza del Congreso, por ejemplo, hubo una parodia de Feliz domingo en la que la gente fue invitada a nombrar, sin repetir y sin soplar, nombres de represores (“Etchecolatz, Camps, Astiz, Massera, ¡Videla!”, se ufanó uno de los competidores) y frases célebres de políticos argentinos (“en mil días nos bañaremos en el Riachuelo”, rememoró otro), entre las pruebas.
En la calle había muchos adolescentes, chicos del secundario que fueron con sus centros de estudiantes. Florencia y Lía, alumnas de primer año, caminaron con la columna del Colegio Mariano Acosta. “Fui a algunas reuniones preparatorias de la marcha”, contó Florencia. “Para mí estuvo bueno porque me enteré de cosas que no sabía.” En su colegio hubo siete desaparecidos, alumnos del terciario. Y el año pasado, uno de los estudiantes fue amenazado después de participar en una jornada por Julio López.
La cabecera de la columna principal estuvo ocupada por Adriana Calvo (Ex Detenidos Desaparecidos), Emiliano Hueravillo (H.I.J.O.S. La Plata), Nilda Eloy (testigo, al igual que Julio López, en el juicio en el que se condenó a Miguel Etchecolatz) y un grupo de Madres con sus pañuelos blancos. También marchó Guadalupe Godoy, la abogada de López. Dirigentes de izquierda y referentes de los movimientos sociales completaban la fila.
Como todos los años, en el acto se leyó el documento consensuado por las organizaciones que participaron del Encuentro. El texto de cuatro carillas tuvo duros cuestionamientos. En él se señaló:
- “En esta Plaza no está Julio López y esa ausencia acusa, más que todos los discursos, a la impunidad que continúa.”
- “La respuesta del Gobierno nos indigna: durante tres meses intentó negar el secuestro de López y ahora el presidente Kirchner ‘pide’ su aparición con vida y nos informa que es evidente que todavía en la Argentina funcionan cadenas de impunidad.”
- “Hoy el 95 por ciento de los represores siguen impunes. (...) Indigna que el Presidente se niegue a anular esos decretos infames. Indigna el espectáculo que la inmensa mayoría de los legisladores dieron el miércoles pasado no bajando al recinto a tratar el proyecto de anulación.”
- “Las jornadas del 20 de diciembre de 2001 fueron un punto de inflexión que obligó a las clases dominantes a cambiar la fachada para que nadie cambie.”
- “Hoy, ante la tan mentada reactivación económica, preguntamos: ¿cómo se resuelven las necesidades de millones de desocupados y de los obreros flexibilizados y con salarios por debajo del nivel de pobreza?”
- “En la provincia de Santa Cruz, donde reinan los terratenientes y las petroleras y mineras imperialistas, la ciudad de Las Heras está militarizada y seis compañeros siguen detenidos desde hace más de un año. (...) Exigimos la amnistía o desprocesamiento de los luchadores populares.
Frente al palco ubicado contra la Pirámide de Mayo, Rosa Valenzi escuchó la lectura del documento junto a un grupo de Madres. Hace treinta años que ella busca a su sobrina. “Mi hermana, Silvia, fue secuestrada cuando estaba embarazada. Tenía 21 años y era militante de Montoneros.” De la hija de su hermana sólo sabe que nació el 2 de abril de 1977 en el Hospital de Quilmes.
Detrás se habían ido ubicando los militantes de derechos humanos, las organizaciones sociales, barriales y culturales, y los centros de estudiantes. Y las columnas de los partidos, que todavía esperaban para entrar a la Plaza, a lo largo de la Avenida de Mayo, cuando los locutores leyeron los últimos párrafos del documento. El Movimiento Socialista de los Trabajadores, el Partido Obrero, el Comunista, el Comunismo Revolucionario, el Partido de los Trabajadores Socialistas, fueron algunos de ellos.
Sueltos, no encolumnados, se volvió a ver a padres llevando a sus hijos para explicarles lo sucedido en el país del ’76. Y ya había quienes, como Rocío (11 años), aprendieron del tema en la escuela, donde “la maestra nos habló de Videla y de la Triple A”.
La gran presencia de jóvenes fue la nota distintiva de la concentración. Es una tendencia que se viene viendo en los últimos aniversarios, de manera creciente. Ayer se los pudo ver de una punta a la otra de la manifestación, hasta el fondo, donde un centenar de adolescentes, integrantes de murgas, bailaron poniéndole un clima de reclamo y fiesta a la Plaza. Llevaban trajes con lentejuelas y banderas con sus nombres: “Los Guardianes de Mugica”, “Despilfarrados de Colegiales”, “Los Resakados”. También ellos cantaron sobre la desaparición de López: “Pasaron 30 años y hoy nos vuelve a pasar”, decía la letra con la que cerraron la marcha. El 24 de marzo del ’76, ninguno de ellos había nacido.
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