“A situaciones tormentosas y de crisis hay que ponerles piloto de tormenta y planes muy fuertes, inclusive de shock.” Con esta frase, Marcelo Fabián Saín recordó en una entrevista con Página/12 su paso por el Ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense como virtual viceministro de Juan Pablo Cafiero. Saín denunció en ese momento el cruce entre la corrupción policial y el financiamiento de punteros políticos.

La denuncia, lanzada en medio de una interna feroz donde aparato del justicialismo bonaerense cerraba filas contra la aspiración de Felipe Solá de candidatearse a gobernador provincial, fue un bombazo que explotó con su desplazamiento y el del ministro Juanpi Cafiero. “A situaciones tormentosas, piloto de tormenta” es una frase que da cuenta de un carácter temperamental y como su especialidad es la seguridad, generalmente le toca afrontar situaciones tormentosas. Es de suponer que se asume así, como piloto de tormenta.

Saín es licenciado en Ciencia Política de la Universidad del Salvador, master en Ciencias Sociales en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y doctor en Ciencias Sociales de la Universidad de Campiñas, de San Pablo, Brasil. Con ese bagaje académico, arribó a la política con la energía de una nueva generación que, a diferencia de las anteriores, apoyó su entusiasmo en una formación más técnica que le faltaba a las generaciones anteriores. Como su especialidad es la seguridad, un tema en que el progresismo suele navegar con poca brújula, el joven Saín era el asesor perfecto. Y así fue asesor de su amigo Juanpi Cafiero desde las últimas épocas de la llamada Renovación Peronista hasta la formación del Frepaso. Una anécdota de 1993 recuerda al joven Saín increpando a los gritos a un Chacho Alvarez –que también es su amigo– sorprendido en los pasillos del Congreso porque Juanpi había quedado fuera de las listas de diputados provinciales.

El nuevo coordinador del Programa Verdad y Justicia tiene 42 años está casado y tiene dos hijos. Ha sido, quizás, uno de los responsables del discurso sobre seguridad que lentamente fue desarrollado desde los sectores progresistas. Está acostumbrado a lidiar con las fuerzas policiales. En 1998, ya había sido parte del grupo encabezado por Luis Lugones que intervino la policía bonaerense y en 1999 colaboró en la campaña de Graciela Fernández Meijide cuando fue candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires.

Sus irrupciones en ámbitos policiales no le ganaron el afecto entre las filas de la institución, pero sin embargo se le reconoce que sabe del tema porque lo lleva de familia ya que su padre fue comisario. “Era cierto lo que planteábamos en cuanto al nivel de corrupción de la policía, en cuanto a la manipulación política por parte del duhaldismo de algunos sectores policiales” recuerda cuando hace el balance de su paso por el ministerio de Seguridad bonaerense. El duhaldismo lo bautizó como “Caín” por esa denuncia, pero sus amigos, con los que suele juntarse a jugar al fútbol cuando puede, le llaman simplemente “el Turco Saín”.

Su tránsito por la gestión kirchnerista comenzó en la dirección de la Unidad de Información Financiera del Ministerio de Justicia y luego se trasladó al área de la jefatura de Gabinete desde donde asesoró para la reestructuración de la custodia presidencial tras una sucesión de extraños desperfectos en los aviones que debían trasladar a Néstor Kirchner. Y tras el escándalo de las valijas cargadas de cocaína que parecían atravesar sin dificultad el aeropuerto de Ezeiza, fue designado como interventor de la Policía de Seguridad Aeropuertuaria, cargo en el que se desempeñaba hasta ayer.

La inaudita desaparición del testigo Jorge López, las amenazas a testigos y jueces de los juicios a represores de la dictadura y la lentitud con que avanzan las causas conforman el ambiente enrarecido donde deberá intervenir ahora. Es un escenario tormentoso, atravesado, aún después de más de veinte años, por viejas complicidades, reacciones corporativas y tensiones políticas.