Las tomas de los colegios dependientes de la Universidad de Buenos Aires (UBA), realizadas por estudiantes en rechazo a la designación de nuevas autoridades, tuvieron ayer distintos desenlaces. En la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, a la mañana, los alumnos levantaron la ocupación para “buscar el diálogo” con el rector de la UBA, Rubén Hallú, pero anunciaron que volverán a tomar la escuela desde el lunes si no obtienen respuestas. Además, dijeron desconocer al nuevo rector, Juan Carlos Viegas. Por otro lado, en el Colegio Nacional de Buenos Aires no se dictaron clases durante el día y se sostuvo la ocupación hasta las 19. Después de una asamblea y de dialogar con la rectora designada, Virginia González Gass, los estudiantes firmaron un acuerdo que incluyó también a los docentes y los trabajadores no docentes.

El conflicto empezó igual el miércoles, pero ayer siguió caminos diferentes. Anteayer, los alumnos de ambos colegios manifestaron su rechazo al método utilizado por el rector Hallú para nombrar a los rectores de los dos establecimientos preuniversitarios: la designación ad referéndum del Consejo, ante la imposibilidad de reunir al cuerpo por el bloqueo estudiantil. Los dos centros de estudiantes terminaron esa jornada tomando las escuelas.

En el Buenos Aires se levantó la toma pasadas las siete de la tarde de ayer, cuando la asamblea ya había decidido rubricar el documento consensuado con la rectora que asumirá el lunes. “Entendemos como un hecho histórico que los tres claustros del Colegio se pongan de acuerdo para trabajar. Es muy positivo porque se abrió una instancia de trabajo en conjunto para ir por la democratización y la mejora del Colegio en general”, dijo el presidente del centro de estudiantes, Mariano González King, en diálogo con Página/12. El texto del acuerdo contiene gran parte de la propuesta que González Gass había presentado en su proyecto educativo. El llamado a un “consejo asesor con carácter resolutivo” que se concretará el lunes, la “gestión en conjunto de las refacciones necesarias para el Colegio y el campo de deportes”, que éste no se venda y, la más importante para los estudiantes, impulsar las reformas del estatuto de la UBA para lograr la “democratización” del cogobierno y que se reconozca a las escuelas como “unidad académica”. Con la firma del acuerdo, se cerró un día –el último de Horacio Sanguinetti como rector– que había comenzado con los alumnos impidiendo desde muy temprano el ingreso de los trabajadores al establecimiento. En la puerta se podía leer un cartel que decía “sólo alumnos”. A los profesores que querían ingresar se les explicaban las razones de la toma: “Estamos en desacuerdo con el método que utilizó el rector de la UBA para elegir por decreto a las nuevas autoridades”.

El panorama en el Pellegrini es más difuso. Si bien los alumnos decidieron levantar las medidas de fuerza ayer para “lanzar un mensaje de diálogo” hacia el rectorado y el Consejo Superior de la UBA –que deberá tratar la designación ad referéndum–. Los estudiantes anunciaron en conferencia de prensa que, si no obtenían respuesta de las autoridades de la UBA, el lunes recibirán al nuevo rector con una medida de fuerza. El dirigente estudiantil Julián Asiner afirmó: “Hubo clases porque levantamos la toma para buscar diálogo. Es un llamado a la UBA para que nos convoque. Estamos a la espera de que se comuniquen para poder hablar sobre la designación de Viegas, que no se resuelve con decretos”. Otro alumno que participa del centro agregó: “Si de acá al lunes no tenemos respuesta, entonces vamos a tomar la escuela por 48 horas desde el lunes”.

Por su parte, el rector que asumirá con el conflicto en puerta, el ex vicedecano de la Facultad de Ciencias Económicas, el contador Viegas, estimó que “la Escuela tiene un contrato social con los padres, alumnos y docentes, y de la mañana a la noche no se puede modificar”. Aunque también indicó que, a partir de que tome el cargo, trabajará “fuerte con padres y alumnos”. En diversas declaraciones, Viegas intentó calmar las “inquietudes de los padres”: “Decidieron la incorporación de su hijo al colegio por el proyecto institucional y el perfil profesional, y por eso no quiero que se desencanten”, agregó. Y sobre su arribo el lunes a la Escuela: “No sé si me van a dejar entrar los chicos, pero estoy convencido de que estos conflictos los podemos concluir y sentarnos a una mesa a dialogar y que no sea una sola propuesta la que rija”.