Viernes, 17 de agosto de 2007 | Hoy
EL PAíS › EN VENEZUELA NO CONFIRMARON LA RENUNCIA
Por segundo día consecutivo, el gobierno de Hugo Chávez mantuvo el misterio en torno de la renuncia del jefe de la filial argentina de PDVSA, Diego Uzcátegui Matheus. Aunque el alejamiento ya es tomado como un hecho desde el miércoles a la tarde, importantes funcionarios de Venezuela salieron a relativizar la información. Ayer, el ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez, dijo que se trataba de “rumores”. Ramírez también es presidente de PDVSA, o sea jefe directo de Uzcátegui. Según los informes que llegaron anteayer desde Caracas, Ramírez recibió la renuncia de su subordinado el miércoles al mediodía, unas horas antes de que Chávez se presentara ante la Asamblea Nacional. A pesar del esfuerzo por atenuar el impacto mediático de la noticia, Página/12 pudo saber que tanto en la Embajada de Venezuela en Buenos Aires como en la propia PDVSA ayer daban por descontado el alejamiento del gerente de la filial argentina.
Uzcátegui Matheus es el padre de Diego Uzcátegui Speech, el joven que hizo subir al jet privado alquilado por Enarsa al empresario y lo-bbista Guido Alejandro Antonini Wilson. Tras despedir al interventor del OCCOVI, Claudio Uberti, por considerarlo responsable del viaje, desde la Casa Rosada habían pedido a Caracas una decisión similar con el gerente venezolano. El propio Néstor Kirchner solicitó ese gesto a Chávez en la cumbre de Tarija. Para el gobierno de Venezuela no era una decisión muy agradable: Uzcátegui Matheus era un importante funcionario de PDVSA y se mantuvo en la primera línea de la empresa durante las últimas cinco gestiones. Había asumido la dirección de la filial argentina de manera “semipresencial”. Eso le permitía mantener su cargo principal, que en rigor era el de director gerente de la Oficina de la Presidencia.
El alejamiento de Uzcátegui no pudo ser confirmado por las agencias internacionales asignadas en Caracas. Ante todas las consultas, la respuesta de los venezolanos fue que la confirmación de la renuncia la haría exclusivamente el titular de PDVSA y ministro de Energía. Pero Ramírez no lo hizo. Sin embargo, la dimisión de Uzcátegui ayer era un comentario obligado entre los propios funcionarios del gobierno de Chávez. También circulaba entre los afiliados del sindicato de petroleros que trabajan en PDVSA. Uzcátegui llegó a la filial argentina de la petrolera a principios de 2005. En ese momento la empresa llevaba el nombre de Interven SA y no tenía muchos empleados.
Mientras en Venezuela se prolongaba el misterio sobre el futuro de Uzcátegui, en Argentina la jueza que investiga el caso de la valija firmaba el pedido de captura internacional contra el misterioso Antonini Wilson (ver nota principal). Corpulento y de gustos inaccesibles para el común, el portador de los billetes aparece en el directorio de varias empresas, como la petrolera Venoco y las armamentísticas Defensa y Tecnología, Techmilk y Foxdelta Investments. Antonini también posee doble nacionalidad: se mueve indistintamente con pasaportes venezolano y estadounidense. Curiosamente, a pesar de que los medios venezolanos lo describieron como un “empresario chavista”, tiene domicilio en la Florida.
Horas antes de que la jueza firmara el pedido de captura, organismos de seguridad norteamericanos desmintieron desde Miami que Antonini hubiera sido arrestado. Como suele pasar parte del año en Caracas, para iniciar el trámite de extradición la Justicia primero deberá establecer en qué país se encuentra. Como una mancha venenosa, la sombra de Antonini ya empezó a provocar corrimientos entre los funcionarios venezolanos. El gobernador del Estado de Cojedes, Jhonny Yañez Rangel, quien había aparecido en una foto en Uruguay junto con Antonini, dijo que no conocía detalles de su trabajo. “No conozco su vida ni soy órgano de investigación”, dijo.
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