Lunes, 3 de septiembre de 2007 | Hoy
EL PAíS › AL FINAL, NO HUBO INCIDENTES EN LA MARCHA DE LOS ASAMBLEISTAS HASTA FRAY BENTOS
La pacífica protesta transcurrió sin incidentes. Como anticipó Página/12, Uruguay utilizó la burocracia aduanera para entorpecer el tránsito de los manifestantes. Con todo, un nutrido grupo de asambleístas llegó hasta las puertas de la papelera donde hubo dos discursos, uno de un uruguayo y otro de un argentino.
Por Carlos Rodríguez
desde Gualeguaychú y Fray Bentos
Los dos amigos se reconocen y saludan, entre reclamos mutuos: “¡A ver si nos juntamos para jugar al fútbol!”. No le dan importancia –o parecen no darle– al hecho de que uno sea uruguayo y esté detrás del mostrador, en la oficina de Migraciones del puente que une Gualeguaychú con Fray Bentos, y el otro un asambleísta argentino que viene a manifestar en territorio oriental contra la empresa finlandesa Botnia. “Si nos viera don Alfredo”, dicen, también, casi a coro y con algo de vergüenza. Aunque ninguno la menciona, igual se escucha la copla del gran Alfredo Zitarrosa: “Así pues no habrá camino/ que no recorramos juntos/ tratamos el mismo asunto/ orientales y argentinos”. El saludo es fraternal y cada uno a lo suyo. Ayer, varios miles de entrerrianos se movilizaron en forma pacífica hacia el lado uruguayo, pero sólo la mitad pudo llegar a la meta. Como había adelantado este diario, la burocracia aduanera fue el principal retén de los manifestantes, que igual se fueron satisfechos por el resultado de la manifestación, aunque algunos automovilistas llegaron al lugar del acto cuando estaba terminando, mientras que otros se tuvieron que quedar esperando en la bajada del puente internacional o en el corte sobre la Ruta 136, del lado argentino, para agitar banderas y consignas.
El acto terminó cerca de las 16 –los primeros viajeros habían cruzado la frontera antes de las 8– con dos discursos, uno argentino y otro uruguayo. “Venimos a repudiar el lamentable comportamiento del señor Tabaré Vázquez, que lejos de cumplir sus promesas electorales, le otorga impunidad a Botnia para que robe y contamine abiertamente el agua del río Uruguay”, fue lo que dijo en la apertura de su mensaje Ana Costa, en representación de la Asamblea Ambientalista de Gualeguaychú.
La mujer criticó el operativo montado en el cruce internacional, con personal de Aduana, Migraciones, Prefectura e incluso cuadros especiales de la Policía uruguaya, que hicieron tres requisas en los autos, buscando incluso drogas con perros adiestrados y armas con detectores de metales, algo fuera de lo habitual en el cruce. Sólo pudieron secuestrar pancartas o remeras con consignas contra Botnia, algunos palos o cañas de pescar destinados a levantar las banderas y un puñado de revistas de libre circulación en la Argentina (ver nota aparte).
Costa sostuvo que el pueblo de Gualeguaychú “es pacífico” y que “la única violencia en la región la produce Botnia”. Los asambleístas hicieron también “responsable de la situación” planteada “al gobierno de Néstor Kirchner, quien ha sido el gran dilatador de este conflicto, porque está más preocupado por cuestiones electorales que por buscar soluciones concretas a este conflicto”. Hicieron responsables a los dos gobiernos de “poner de rodillas a nuestras naciones, frente a los intereses de multinacionales como Botnia”. La oradora recalcó que ellos no compran “discursos progresistas” porque “la única verdad es la realidad y ella nos indica que ya existen uruguayos y argentinos intoxicados por Botnia”, antes de que la planta haya comenzado a producir a pleno. Adelantó que marcharán “todas las veces que sean necesarias, para que la empresa se vuelva a Finlandia”. Como cierre abogó por “la unidad e integración de nuestros pueblos, que no se entregan como lo hacen nuestros gobiernos”.
En representación de los pocos uruguayos que asistieron a la protesta, habló Delia Villalba, ex concejal de Fray Bentos por el Frente Amplio. Villalba fue todavía más dura con el gobierno uruguayo, al que acusó de “arrodillarse ante el poderío del capital y las multinacionales” y al que reclamó por el respeto de los derechos de los dos pueblos a tener “una buena calidad de vida garantizada por un desarrollo sustentable que permita que nuestros hijos y nietos gocen de una vida sana”. Rechazó la idea de que la región se convierta “en el basurero del mundo, para regocijo del capital salvaje y para impulsar un todavía mayor empobrecimiento de América latina”.
La movilización hacia el lado uruguayo comenzó antes de las 7 de la mañana. Los primeros automovilistas se concentraron en el corte sobre la Ruta 136, en Gualeguaychú, a unos 20 kilómetros del límite fronterizo. A las 8, luego de los controles de rigor, pasaron hacia Fray Bentos los primeros asambleístas, en autos o camionetas. En el momento pico, se concentraron del otro lado del charco unos 200 vehículos, con cuatro, cinco o seis personas a bordo. Mientras tanto, otros 300 se fueron congregando, algunos antes de entrar al puente General San Martín, que lleva al Uruguay, o en el campamento estable levantado por la asamblea en la Ruta 136. Esto confirmaría que se cumplió el pronóstico de los organizadores de concentrar a más de dos mil personas. Claro que no tuvieron tiempo de juntarlos, antes del final del acto, en territorio uruguayo, como era la intención. La concentración se hizo a metros del alambrado perimetral que rodea a la planta de Botnia. No en la entrada al predio, sino en un sitio desde donde se ven las chimeneas de la fábrica, que ayer no emitieron señales de humo.
Cerca del lugar del acto, la vigilancia y seguridad estuvo a cargo de la policía de Fray Bentos, aunque también se montó un operativo a lo largo de la alambrada, dentro del predio de Botnia, a cargo de las Fuerzas Especiales de la Guardia Metropolitana. Sus hombres se alinearon de cara a los manifestantes, separados por los alambres, y un grupo de policías, con uniforme azul-negro y escudos antimotines, realizaron ejercicios marciales, abucheados por los asambleístas, que cambiaron la consigna “no a las papeleras” por “no a los papelones”. Los dirigentes más reconocidos se acercaron al lugar para terminar con las ironías y evitar cualquier enfrentamiento.
Miguel Lemes es un argentino nieto de un uruguayo nacido en Colonia del Sacramento. “Esta lucha nos parte por el medio, porque yo me siento hermano de los uruguayos y ellos de nosotros. Tenemos que unirnos los pueblos y no dejar que los gobiernos nos dividan.” Otro de los manifestantes llevó una bandera, que pasó los controles, tal vez porque la consigna estaba escrita en finlandés. Era un llamado a Joulupukki, como se llama a Santa Claus en el lejano país. Entre otras cosas, el mensaje decía: “Cuando yo era niño tú me dejabas buenos regalos. Ahora que soy abuelo te has convertido en un avaro. ¿Tanto te cambió la codicia por el dinero?”. Uno de los momentos más emotivos de la manifestación fue cuando llegó una columna de militantes del Partido de los Trabajadores del Uruguay, que repartieron volantes con la consigna: “Fuera Botnia. Por la unidad de los pueblos de Argentina y Uruguay, contra el imperialismo y la contaminación”.
A las 14, una asamblea decidió postergar una hora más el comienzo del acto, para hacer posible el ingreso de los centenares de vehículos que se alineaban frente a las oficinas de Migraciones. Durante esa hora, Miguel Pérez, el más locuaz de los asambleístas de Gualeguaychú, hizo de las suyas. Desde pasearse con un mate enorme lleno de plantas medicinales –-casi árboles– clavadas sobre la yerba, dentro de la calabaza, hasta proclamar a viva voz que la Ruta 2, del lado uruguayo del puente, podría convertirse en “la peatonal de la República Oriental de Botnia”.
Wenceslao Fernández, a los 61 años, confiesa que nunca había participado en movilizaciones. “Pero cuando me explicaron el mal que nos va a hacer Botnia, cómo nos va a contaminar el río Uruguay, me metí de cabeza. Es que nací en Gualeguaychú y tengo 8 hijos, 25 nietos y 3 bisnietos. Ya no puedo quedarme en casa.”
A la salida hubo más saludos y abrazos entre funcionarios de la Aduana uruguaya y asambleístas. Delia Villalba, la política uruguaya, fue la que recordó esta vez al maestro Zitarrosa “y a tantos que cayeron por el Frente Amplio”. Esta vez sonó otro párrafo de las Diez Décimas de Saludo al Pueblo Argentino, que don Alfredo grabó en Buenos Aires en 1974, cuando la dictadura ya se había instalado en el Uruguay: “Y ahora reciban señores/ un saludo fraternal/ dice mi pueblo oriental: ya vendrán tiempos mejores”.
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