–¿Por qué no se puede pasar con pancartas que critican a Botnia?

–Bueno, usted sabrá que en la frontera se hacen controles para ver si se pasan drogas, armas, contrabando...

–Sí, ya lo sé, cualquiera lo sabe, pero estoy hablando de banderas argentinas que dicen “No a las papeleras”.

–La orden es que no pasen banderas con inscripciones, ni pancartas, ni leyendas ofensivas para nadie.

–Pero hay personas que llevan puestas remeras que dicen lo mismo y nadie las para. Y a otras personas que llevan la remera en la mano se las quitan y las dejan retenidas hasta que termine el acto. ¿Cómo se entiende?

–No los podemos dejar desnudos (se sonríe). En fin, son órdenes y yo tengo que cumplirlas sin hacer preguntas como usted.

El funcionario de la policía aduanera uruguaya de apellido Goncalves, uno de los jefes del operativo de control, ensayó una respuesta sobre las razones de algunas censuras que parecían –y todavía parecen– inexplicables. Esas decisiones complicaban todavía más el trámite de cruzar el paso fronterizo, porque debían extenderse comprobantes por “dos pancartas” o “una remera” o “dos palos y una caña de pescar”. En uno de los casos, a un manifestante le secuestraron una pila de revistas. Eran varios números del mensuario Inrockuptibles, que se edita en la Argentina. No sabe, no contesta, fue la respuesta de los funcionarios.

Con el correr de las horas, en vez de ablandarse, los controles se endurecieron. Al primer examen del vehículo, que lo hacían los de la Aduana uruguaya y personal del Ministerio de Salud, para evitar el paso de alimentos envasados, se sumaron luego los detectores de metales y los perros adiestrados para encontrar drogas. “¿Mucha droga, oficial?”, preguntó un periodista. “Síííí”, respondió el consultado con un ataque de risa.