Desde Santiago, Chile

El rey Juan Carlos entró como toro bravío a la sala y fue derecho a saludar a Cristina Fernández de Kirchner. “Perdón, yo no puedo llegar tarde”, se disculpó el rey, que apenas si llevaba un par de minutos de retraso y además venía de un desayuno de trabajo ya tan temprano. Juan Carlos felicitó a Cristina Kirchner por el triunfo electoral y le aseguró que lo había puesto “muy contento” saber que sería la próxima presidenta argentina. Y lo más importante, le adelantó que las empresas españolas seguirían en el país e invertirían en su gestión.

Obviamente, el tema papeleras ocupó buena parte de la reunión. Cristina Kirchner, como luego harían su esposo y Tabaré Vázquez en público, le agradeció al rey su gestión en un conflicto tan áspero que le era ajeno. Ella también se mostró sorprendida por el desenlace. “Nunca esperábamos una actitud de este tipo con Uruguay”, le contó. El rey le aclaró que no tenía problemas en seguir interviniendo para que la situación entre Argentina y Uruguay no se termine de desmadrar.

Fuera de las pasteras, Juan Carlos habló del interés de las empresas españolas en seguir invirtiendo en la Argentina. “Usame, no lo dudes”, se ofreció el rey a Cristina respecto de la posibilidad de que necesita atraer más inversiones o tenga problemas con empresas de su país.

Al respecto de las empresas de capitales ibéricos, en Santiago hubo contactos por arreglar la conflictiva situación que atraviesa Aerolíneas Argentinas, que a los retrasos permanentes por la falta de aviones le sumó en la última semana nuevos problemas en los vuelos de cabotaje por el paro de los pilotos.

El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, mantuvo un encuentro en el jardín del Sheraton con los dueños del Grupo Marsans, Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz Ferrán –quien además preside la poderosa Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE)–, que le aseguraron que la situación ya estaba encaminada. Por un lado, con la compra de unos cuarenta aviones que el grupo controlador de la empresa destinará a Aerolíneas en una operación global por miles de millones de dólares. Además, cerrarán la incorporación de 210 pilotos, con lo que suponen que terminarán los conflictos que, entienden los empresarios, tienen un origen puramente gremial sin sustento real. “Algo de razón pueden tener, porque de los ocho gremios que hay en el sector siempre tienen problemas con el mismo”, sostenían en la comitiva argentina. Alberto Fernández también conversó sobre la cuestión con David Taguas, el reemplazante de Miguel de Sebastián como principal asesor económico del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

La entrevista con el rey fue la última actividad oficial de Cristina Kirchner en Chile, donde debutó como presidenta electa en el escenario internacional. Lo hizo en campo seguro. Tanto el encuentro del jueves con la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, como ayer con el rey español no podían depararle más que gestos afectuosos. La mayoría de los diarios chilenos colocaron la foto de las dos presidentas sonrientes en su tapa, destacando su anuncio de profundizar las relaciones y la reivindicación del papel de la mujer en la política de Cristina a la salida.

A las 14, después de acompañar al presidente Kirchner durante un buen tramo de la sesión plenaria de la Cumbre, la presidenta electa se fue directamente al aeropuerto para emprender el regreso a Buenos Aires. Dejó lo oficial por una actividad familiar: la ceremonia de confirmación de su hija Florencia, en el Colegio La Salle, de Florida.