Sábado, 10 de noviembre de 2007 | Hoy
EL PAíS › DURO CRUCE ENTRE KIRCHNER Y TABARE EN LA CUMBRE
Botnia empezó a producir y Uruguay cerró su frontera en la zona. En el gobierno argentino se incrementó el enojo con Tabaré Vázquez. Hubo un cruce privado y uno público. En este último, Kirchner agradeció la mediación de España. Protesta ante el embajador de Uruguay.
Por Fernando Cibeira
“No tenés nada que explicarme, te pasaste de la raya. No me faltaste el respeto sólo a mí, sino a todo el pueblo argentino”, le dijo ayer Néstor Kirchner a Tabaré Vázquez en un tenso diálogo de unos dos minutos que mantuvieron en un pasillo durante la sesión plenaria de la Cumbre Iberoamericana, de nuevo dominada por el conflicto por las papeleras. La sucesión vertiginosa de acontecimientos de estos dos días hizo virar la situación desde una embrionaria posibilidad de diálogo conseguido gracias a la perseverante mediación española hasta la virtual ruptura del vínculo bilateral entre Argentina y Uruguay, que en lo que respecta a la relación entre Kirchner y Tabaré Vázquez evidentemente ya no tiene retorno.
Que las chimeneas de Botnia comenzaran a largar humo en la mañana de ayer y que por la tarde Uruguay resolviera cerrar la frontera en Gualeguaychú no empeoró la situación porque ya peor no podía estar. Cualquiera que haya visto al Presidente después de la medianoche del jueves en el lobby del Hotel Sheraton se habría dado cuenta de lo que pasaba por su cabeza después de que Tabaré forzara un abrazo en público en la ceremonia oficial de apertura de la Cumbre al mismo tiempo que en Montevideo se anunciaba que había salido el decreto habilitando a Botnia a producir. Quienes compartieron esa mesa –Cristina Kirchner, Alberto Fernández, Jorge Taiana, Sergio Massa– contaron luego que pocas veces lo vieron tan enojado. Allí mismo empezaron a delinear la respuesta más adecuada a la situación planteada.
Una de las decisiones fue que la Cancillería debía realizar una protesta formal, porque la puesta en marcha de Botnia iba en contra de lo establecido por el Tribunal de La Haya, que solicitó a los países abstenerse de realizar acciones que agravaran el conflicto. Por eso, ayer en Buenos Aires, el vicecanciller Roberto García Moritán convocó al embajador de Uruguay, Francisco Bustillo, para entregarle una carta en la que el gobierno argentino expresó su “más formal y enérgica protesta ante esta decisión unilateral”. Y consideró que el decreto habilitando a Botnia “constituye una evidencia adicional de la conducta ilegítima de Uruguay”. (Ver aparte.)
Tango
En la primera actividad, antes incluso de que comience la jornada oficial de la cumbre, Cristina Fernández de Kirchner se reunió en el Sheraton con el rey Juan Carlos. Del encuentro participaron Alberto Fernández y Taiana, y el canciller Miguel Angel Moratinos y el facilitador Juan Antonio Yáñez Barnuevo del lado español. En la comitiva del rey prevalecía cierto desconcierto por la actitud de Tabaré Vázquez, sobre todo por su oportunidad. El jueves, los diplomáticos españoles habían trajinado los salones del hotel buscando acercar posiciones entre los dos países en pos de un final feliz que dejara bien parado al rey y su labor de mediación. Después del esfuerzo, Moratinos supo del decreto uruguayo a la una y media de la mañana con el llamado de un funcionario de su ministerio que se había enterado por boca de la delegación argentina. Peor le fue a Yánez, a quien mientras dormía le tiraron un sobre por debajo de la puerta en el que Uruguay le comunicaba oficialmente que se retiraba de la ronda de negociación porque consideraba que no había motivos para seguir con las reuniones. En el encuentro, según relató uno de los participantes argentinos, el rey consideró que Vázquez había tomado la decisión “en el lugar menos indicado y en el momento menos oportuno”. En una conferencia de prensa, Moratinos diría poco más tarde que esperaban una explicación de lo sucedido por parte de Uruguay.
Una de las cuestiones que había quedado zanjada durante la reunión de trasnoche en el lobby del Sheraton fue que Kirchner no debía dedicar su discurso en la Cumbre a las papeleras. “Sería ponerme en el mismo nivel”, había concluido el Presidente, a quien todavía le retumbaba en los oídos las frases dulzonas de Vázquez. “Ese río que nos recorre de norte a sur dividiéndonos nos atraiga a un abrazo fraterno y prolongado entre nuestros dos pueblos”, sostuvo el uruguayo el jueves a la noche. Un motivo de debate entre Kirchner y Taiana fue que Tabaré citara al revolucionario de mayo Juan José Castelli y su última frase: “Si ves al futuro dile que no venga”. “¡Lo metió a Castelli en el medio!”, se indignaba el canciller por la carga negativa de esa cita que, interpretaba finamente, Vázquez extendía a todo lo argentino.
El discurso de Kirchner estaba armado desde hacía días y tenía un tono de despedida, dado que se trataba de su última cumbre internacional. Pero no pudo evitar mechar un párrafo no escrito sobre lo que había sucedido el día anterior. En vez de dirigirse al presidente uruguayo –como había hecho Tabaré con él– le habló al rey. “Gracias, su majestad, en nombre del pueblo argentino. Nosotros, a pesar de la incomprensión de algunos, a pesar de estas cosas que pasan, siempre vamos a creer en el diálogo y la fraternidad”, sostuvo. A su lado estaba Cristina Fernández. En el escritorio vecino, Luiz Inácio Lula da Silva lo escuchaba serio, con la mano apoyada en la barbilla. “Nunca lo quise colocar en una situación difícil”, siguió el Presidente, en referencia al pedido de mediación que le acercó a Juan Carlos en la anterior edición de la Cumbre Iberoamericana, en Montevideo. “En nombre del pueblo argentino muchas gracias, y a todos ustedes mis dispensas por haber tocado este tema, y con todas las cosas que se fueron dando en el día de ayer”, cerró dirigiéndose a los otros mandatarios.
Siguió la ronda de oradores hasta que llegó el turno de Vázquez, que retomó la cuestión. Dijo que coincidía con el presidente argentino en que el diálogo era la vía adecuada para resolver las diferencias pero fue el paso previo a una estocada que sonó a exceso. “Coincido con la palabra del vicepresidente de Cuba (Carlos Lage, orador anterior) en cuanto a que los bloqueos son ilegales y un golpe muy fuerte a cualquier comunidad”, lanzó, comparando el bloqueo de Estados Unidos a la isla –que lleva décadas y numerosas condenas internacionales encima– con el corte de ruta de los asambleístas de Gualeguaychú.
Candombe
En un momento Kirchner se levantó de su lugar para ir al baño, aunque algunas fuentes del Gobierno luego negaron tal urgencia presidencial, pero seguramente lo hicieron sólo por razones de decoro. Lo cierto fue que el presidente argentino se cruzó con el uruguayo fuera del recinto, en uno de los salones laterales del Espacio Riesco. “Néstor, dejame que te explique mi decisión”, arrancó Tabaré. Kirchner replicó con aquello de que se había pasado de la raya y de la falta de respeto. Según el relato del lado argentino, también habría utilizado la palabra “puñalada” para calificar la decisión de Tabaré.
–Uruguay viene anunciando hace un año lo que va a hacer. Somos un país chico que sufre las consecuencias del bloqueo –le dijo Tabaré.
–No te victimices con eso del país chico. Eso siempre lo comprendimos y hemos tratado de ayudarlos. No tiene ninguna justificación –respondió Kirchner.
El uruguayo le habría reprochado entonces el apoyo que le había dado a los asambleístas de Gualeguaychú, a los que el jueves saludó en la puerta de la residencia del embajador argentino. “Con los puentes cortados no negocio”, fue la frase que habría dicho Tabaré, según la versión uruguaya del diálogo.
La conversación, breve pero durísima, terminó sin saludo de despedida. Kirchner volvió sobre sus pasos y reingresó al recinto. Además de la bronca, se quedó sin ir al baño.
Tabaré Vázquez tuvo una reunión bilateral con el rey en el que explicó que la falta de resultados de las reuniones mantenidas a lo largo del jueves por argentinos y uruguayos y principalmente la actitud de Kirchner del jueves de apoyar “la causa” de los asambleístas fue lo que lo llevó a anunciar esa misma noche la autorización a Botnia. Según la versión del gobierno de Uruguay, Juan Carlos “comprendió” los motivos de Vázquez.
En la comitiva argentina, para qué aclararlo, no. “Es una estupidez, desde un primer momento estuvimos con la posición de la Asamblea de Gualeguaychú, nunca cambiamos”, respondía una alta fuente del Gobierno. La evaluación de la comitiva argentina era que Vázquez había actuado apremiado por la política interna uruguaya. “Me utilizó para hacer política”, le escucharon decir a Kirchner. Con el correr de las horas, el enojo con el uruguayo no se calmaba, sólo se estabilizaba en un nivel alto. “Uruguay no puede pensar que esta situación no le traiga consecuencias”, agregaba la fuente de la comitiva. Sin dar precisiones, mencionaba el nivel de dependencia de Uruguay respecto de Argentina y Brasil. “Dependen en energía, en finanzas y en turismo”, enumeraba. ¿Significaba que estaban en análisis medidas de represalia? “Todo a su tiempo y armoniosamente”, fue la cita que no se animaron a completar cerca del presidente Kirchner.
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