Si Alfredo Fanchiotti estaba deprimido mientras pasaba sus días adentro (y afuera) de la cárcel evangelista, ahora tiene otro motivo para estar aún más abatido. El fiscal federal Marcelo Martini pidió la elevación a juicio oral de la causa abierta por las irregulares salidas del ex comisario, que purga su condena a prisión perpetua por la masacre de Avellaneda. En el mismo dictamen solicitó que la Justicia investigue si Fanchiotti cometió el delito de falso testimonio porque comprobó que mintió al prestar su declaración testimonial.

Como todo testigo, Fanchiotti fue interrogado bajo juramento de decir la verdad y expuso la misma versión que el subjefe del penal con quien salió el 30 de enero, sin permiso judicial. El ex comisario y el subjefe de Vigilancia y Tratamiento Diego Borba aseguraron que salieron de la Unidad 25 de Olmos para ir a un taller mecánico ubicado a unos 30 metros del penal. Este agente penitenciario argumentó ante el fiscal que Fanchiotti estaba “deprimido” y como a ellos les interesa “lo espiritual” decidieron sacarlo a tomar aire “para que se distraiga”. Sin embargo, el fiscal obtuvo ayer un informe de las llamadas efectuadas al celular de Borba en el que se consigna que el jefe penitenciario a la hora que decía que estaba en Olmos junto a Fanchiotti circulaba por la zona de Villa Elisa o City Bell. Si bien Martini no pudo precisar si comió un asado con el ex juez Rolando Lima y su hermana, la también ex jueza Irma Lima, e incluso con sus esposas, le quedó en claro que no estuvieron en ese taller.

Borba y su jefe, el ex director de la cárcel Jorge Suárez, fueron imputados por el fiscal de incumplimiento de los deberes de funcionario público y facilitación de evasión de presos.