EL PAíS › CEREMONIA ECUMéNICA FRENTE A LA EX ESMA Y ACTUAL ESPACIO DE LA MEMORIA

“El lugar de la vida que resurge”

Con la presencia de los organismos defensores de los derechos humanos, el párroco Domingo Bresci, el obispo metodista Aldo Echegoyen y el rabino Daniel Goldman, junto al secretario de DD.HH., Eduardo Luis Duhalde, reivindicaron la memoria y la justicia.

 Por Oscar Ranzani

Una numerosa cantidad de gente se acercó ayer por la mañana al actual Espacio para la Memoria y Defensa de los Derechos Humanos, donde funcionó la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), que pasará de ser el símbolo edilicio de la tortura y el exterminio a convertirse en un espacio vital donde los organismos de derechos humanos puedan recuperar la memoria de las víctimas del terrorismo de Estado a través de numerosas actividades destinadas a la sociedad. A 32 años del golpe militar se desarrolló una ceremonia interreligiosa, organizada por el gobierno nacional, de la que participaron el párroco Domingo Bresci, el obispo metodista Aldo Echegoyen y el rabino Daniel Goldman. Estuvieron presentes el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde; el presidente del Archivo Nacional de la Memoria, Ramón Torres Molina, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, representantes de distintos organismos de derechos humanos, familiares y amigos de víctimas del terrorismo de Estado y público en general.

La ceremonia fue presidida por el secretario de Derechos Humanos, quien dio la bienvenida “en este Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, a 32 años del comienzo de la noche más negra de la historia argentina, donde el horror y la crueldad se apoderaron de nuestro pueblo cuando las Fuerzas Armadas y sectores civiles representantes del gran capital asaltaron las instituciones de la República aniquilando a millares de seres para disciplinar al conjunto de la sociedad a sangre y fuego e imponer así la destrucción del Estado, la concentración de la riqueza, la exclusión y la marginación social de las mayorías”. Duhalde recordó que para ello “no trepidaron en su criminal ferocidad, en su intento de acallar toda resistencia, toda disidencia y todo vestigio de vida independiente”.

La evocación interreligiosa comenzó con la exposición del rabino Goldman, quien en un pasaje de su discurso señaló que “el símbolo de la tierra sobre la cual el ser humano camina no es otra cosa que la superficie bajo la cual se encuentra enterrada la multifacética y compleja verdad, pisoteada por la impunidad, el delito, la incomprensión. Pero aquella verdad cada tanto emerge de su encierro a través de las grietas y hendiduras del suelo porque necesita respirar”. Para Goldman, entonces, 32 años no pasaron en vano. “Hoy venimos a dar testimonio en el lugar que puede tener el privilegio histórico de convertirse en sagrado si permitimos que la verdad surja del suelo. La verdad es vida. Este lugar es uno de los testimonios espaciales de la verdad y de la vida que resurge”, consideró el rabino.

El padre Bresci, en tanto, reconoció que pertenece a una institución como la Iglesia Católica que “calló cuando debía hablar, fue cómplice de aquellos que representaban y ejecutaban los secuestros, la tortura, los asesinatos, las desapariciones”. Tras el fuerte y sincero cuestionamiento, el párroco dijo que “sigue vigente esa gran responsabilidad de sectores significativos de la Iglesia Católica que hoy siguen sin decir claramente qué es lo que pasó y por qué no hablaron cuando tuvieron que hablar, y por qué acompañaron a los que no tenían que acompañar”. Bresci sostuvo que esto se agrava porque “estos mismos sectores significativos de la Iglesia Católica, como de la sociedad, como de las Fuerzas Armadas, siguen negando lo que hoy ya es evidente. Y lo peor, más grave, es que siguen justificando lo que se hizo. Y ahí aumenta la responsabilidad de la Iglesia Católica porque esa justificación se basaba en argumentos religiosos”.

El obispo metodista Echegoyen cerró la ceremonia pidiendo un aplauso a las Madres y Abuelas que “todos ustedes están rodeándolas”, dijo. El pedido se hizo efectivo, fue unánime y ensordecedor. “Cuando uno empieza a aplaudir a las Madres y Abuelas, es como que no tenemos ganas de parar porque tanto les debemos, tanto las queremos... tantos kilómetros han caminado, tanto han sufrido, tanto han hecho en favor de la democracia, tanta valentía han tenido para superar el sufrimiento. Y este aplauso es el de todos nosotros pero se me ocurre también, de todo el país en este día tan importante”, expresó Echegoyen.

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La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y Victoria Donda, nieta recuperada.
Imagen: Rafael Yohai
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