Jueves, 3 de abril de 2008 | Hoy
Por Beatriz Blanco
La CGT de los Argentinos, sustento y embrión de nuevos agrupamientos, surgió bajo la “dictadura de los monopolios”, impuesta por el gobierno militar que encabezó Juan Carlos Onganía. Eran tiempos de quiebre de las economías regionales, cierre de los ingenios azucareros y crisis de las pequeñas y medianas empresas. Los partidos políticos disueltos, las Legislaturas cerradas y las organizaciones gremiales intervenidas o con fondos congelados. Eran tiempos de represión violenta a cualquier reclamo popular. Pero 1968 fue también un año incandescente, un cambio estratégico parecía gestarse en rebeliones urbanas de obreros y estudiantes en distintas ciudades del mundo. En Buenos Aires, el Congreso Normalizador de la CGT “Amado Olmos”, realizado del 28 al 30 de marzo, consagra el triunfo del sector sindical combativo al designar un nuevo Consejo Directivo encabezado por Raimundo Ongaro (Gráficos), secundado por Julio Guillán (Foetra) y Ricardo De Luca (Navales), dando origen a la CGT de los Argentinos. Tres días de deliberaciones dejaron agazapada en la sede de Azopardo a la burocracia sindical peronista, liderada por Augusto Timoteo Vandor (UOM) y a los “participacionistas” de Rogelio Coria (Uocra). La CGTA fue heredera de luchas ancestrales, crisol de resistencia de los sectores más dinámicos y combativos de la clase trabajadora, que se expresó en el Programa del 1º de Mayo y el Cordobazo, entre otros hitos recordables. Aplicó el pluralismo político entre peronistas, radicales, expresiones marxistas y militancia cristiana radicalizada. Cobijó a obreros, estudiantes, artistas e intelectuales. Nacida en la ciudad de Buenos Aires, creció con dinámica federal y afianzó la organización y la democracia interna con la edición del Semanario CGTA.
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