“Ay, ay, ay, ay, qué risa que me da/si no bajan los precios qué quilombo se va a armar.” El cantito, como salido de una cancha de fútbol, pertenecía al movimiento kirchnerista Barrios de Pie que ayer se manifestó en doce supermercados de la provincia y de la ciudad de Buenos Aires. En línea con las críticas de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a los empresarios, la agrupación piquetera le reclamó que bajen los precios de los bienes de consumo de primera necesidad.

El líder de Barrios de Pie, Roberto Baigorria, planteó que “los sectores que más se han beneficiado con este modelo económico tienen que contribuir también con los sectores que tenemos menos nivel de recursos”. Baigorria, junto a unos 300 militantes, marcharon desde Billinghurst y Corrientes hasta el Shopping Abasto donde solicitaron a sus autoridades y a las del supermercado Coto, que queda enfrente, que reduzcan el precio de la canasta de productos básicos. Barrios de Pie también se movilizó en Rosario, donde plantearon que los precios de los alimentos “tienen aumentos notorios en los hipermercados, supermercados y demás minoristas”, en relación con los valores en el Mercado Central.

En la manifestación porteña, los militantes fueron recibidos por Hernán Echeverría, gerente del Abasto, y Marcelo Solari, gerente del hipermercado, quienes recibieron un petitorio que contenía la solicitud de rebaja de precios y de la donación de mercaderías para los comedores de la agrupación. Ambos directivos se comprometieron a trasladar el pedido a las autoridades de las respectivas compañías.

“Quienes conformamos Barrios de Pie en estos años hemos conseguido un trabajo, una changa, un trabajo en negro, no estamos en la situación del 2001, pero de un tiempo a esta parte hemos visto que nuestra capacidad de compra ha disminuido”, se quejó Baigorria en relación con los aumentos producidos tras el lockout del campo. El líder piquetero sostuvo que “los empresarios deben entender que cada vez que aumentan la leche, el pan o el azúcar están limitando las posibilidades de acceder a esos productos a un montón de familias”. “Estimo –continuó Baigorria– que nadie quiere volver a la situación que vivió la Argentina, con un país de dos pisos, en el que el piso de abajo ni siquiera comía.” Sin embargo, consideró que “no hay condiciones sociales para retrotraer la situación a que sólo unos pocos sobrevivan y ganen mucho y un montón ni siquiera estén invitados a la mesa”.