Los gobernadores de Buenos Aires, Entre Ríos, Córdoba, Tucumán y Chubut salieron a pedirles a las entidades agropecuarias que revean su actitud de no levantar el lockout patronal. La postura que más sorprendió fue la del mandatario cordobés Juan Schiaretti, el único –además del socialista Hermes Binner– que recibió a los dirigentes ruralistas. “Yo creo que la continuidad –de la medida– es un error, porque en vez de ayudarlos los va a terminar desfavoreciendo”, aseguró Schiaretti, quien, a pesar de ganar la gobernación con el apoyo kirchnerista, en este conflicto siempre se mostró alejado de la línea del gobierno nacional.

El gobernador cordobés se manifestó a favor del reclamo de los ruralistas, pero consideró que seguir hasta el miércoles con la medida de fuerza no es una buena estrategia para lograr sus objetivos. “Para encontrar una solución, hay que renovar inmediatamente el diálogo, y para eso ambas partes tienen que ceder posición”, aconsejó el mandatario en medio de una reunión de gabinete en Río Cuarto.

Schiaretti, sin embargo, dejó en claro su disidencia con el Ejecutivo nacional y demostró por qué fue el único peronista que el lunes pasado le abrió las puertas a la comisión de enlace conformada por las cuatro entidades: “El gobierno nacional tiene que poner sobre la mesa de negociación las retenciones móviles, que son el centro del conflicto. Las retenciones móviles tienen que bajar”, sentenció.

También se había rumoreado que el gobernador bonaerense iba a escuchar los reclamos del campo, pero Daniel Scioli no hizo lo mismo que Schiaretti: obedeció los llamados de la Casa Rosada, que sugerían desairar a los ruralistas. Durante un acto en Merlo, Scioli consideró que “es incomprensible” la prolongación del paro, “en especial teniendo en cuenta las palabras convocantes a la unidad de los argentinos que pronunció la presidenta Cristina Fernández para continuar con el progreso y el desarrollo del país”. Fiel a su estilo, el bonaerense reflexionó sobre otras situaciones en las que “los problemas no se resolvieron en el marco del diálogo” y concluyó: “Nos fue mal”. Para Scioli, la situación “está perjudicando seriamente al conjunto de la sociedad argentina” y pidió que los dirigentes del agro “faciliten con el levantamiento de las medidas de fuerza el reencauzamiento del diálogo”.

Otro gobernador que en este conflicto no fijó sus propias posiciones es el chubutense, Mario Das Neves. El ex director de la Aduana dijo que “no es buena la toma de decisiones que se está dando de los dos lados”, pero consideró “incomprensible” decir “vamos al paro y pedimos audiencia” con la Presidenta. El mandatario patagónico pidió “sensatez y racionalidad”.

El entrerriano, Sergio Urribarri, alineado fielmente con la Casa Rosada, aconsejó a los ruralistas que se sienten a negociar “antes de que la realidad deteriore su legitimidad como interlocutor para el establecimiento de políticas públicas para el sector”. Puertas adentro, los ruralistas piensan que el Gobierno está apostando al “desgaste” de la medida y de la imagen del sector en la opinión pública. Para Urribarri el conflicto excedió lo meramente económico ya que “algunos dirigentes le han encontrado el costado político y entonces ahora no quieren ceder nada, aunque eso sea lo que está pidiendo todo el país”.

El tucumano José Alperovich reiteró su llamado al “diálogo” y declaró que “la economía nacional no debe ser afectada por el paro, porque una economía en ascenso es la garantía de que todos vamos a estar mejor”.