La afirmación presidencial de que sólo pueden vivir tres meses sin trabajar quienes han tenido grandes ganancias requiere alguna precisión. Pese a los cultivos transgénicos y la siembra directa, las tareas principales del campo, como la preparación del suelo, la siembra y la cosecha, siguen dependiendo de los ciclos que impone la madre naturaleza. Sean cereales u oleaginosas, yuyos o plantas bienhechoras, todos los vegetales requieren ciertas condiciones climáticas y su maduración insume tiempo. Esto permite arriesgar alguna predicción sobre la continuidad de la batalla de las cámaras patronales agropecuarias contra el Estado. Abril y mayo fueron meses de precipitaciones inferiores a los promedios 1961-1990 en toda la región pampeana. Si la lluvia caída en los primeros días de la semana pasada continuara, los productores dejarían las rutas para dedicarse a sembrar el trigo, cosa imposible con la tierra reseca. En octubre levantarían la cosecha de trigo, prepararían el suelo y sembrarían soja. En marzo cosecharían la soja y, entonces sí, en pleno año electoral, estarían en las mejores condiciones para retomar un plan de lucha escalonado hasta alcanzar el objetivo final que, como no ocultan, es “acabar con los Kirchner”. Demasiados condicionales: el Servicio Meteorológico sólo prevé para los próximos días lluvia en la Patagonia y el norte de la Mesopotamia.