Domingo, 3 de agosto de 2008 | Hoy
Por Raúl Kollmann
Estas son las opiniones de tres consultores sobre la conferencia de prensa de Cristina Kirchner, las estrategias y los efectos.
- Heriberto Muraro: Cristina es muy solvente en muchos temas, zafó muy bien de preguntas difíciles y no hay dudas de que es uno de los presidentes más informados y coherentes que hemos tenido. Por eso diría, como balance, que no estuvo mal. El problema de comunicación que tiene es de actitud. Me parece que fue muy biográfica, larguera en exceso y hubo cuestiones de información que a mi juicio son discutibles, como las cifras de coparticipación. Y, demás está decir que el pecado de origen de esta conferencia de prensa es que se hizo para que las tapas de los diarios de mañana no estén monopolizados por los discursos del campo. Eso tiñe las cosas. De todas maneras, me parece que es razonable que dé conferencias de prensa, asuma más protagonismo, y ese ida y vuelta con el periodismo tal vez sea un gesto que puede servir para la distensión.
- Analía Del Franco: Fue positiva, ya que implica la respuesta a una demanda fuerte y se llevó a cabo de manera correcta. No eludió ningún tema y en algunos casos, como en la pregunta de lo que no volvería a hacer, encaró directamente a lo que parecía implícito, la ratificación de su postura frente a la Resolución 125. Y fue sin titubeos. El trato con los periodistas fue distendido, especialmente en la segunda mitad de la conferencia. Si bien hizo una defensa cerrada de su gestión, tanto por su presencia en la conferencia, como por afirmaciones referidas a la necesidad de no dramatizar o no utilizar adjetivaciones al polemizar, está marcando un giro en el estilo.
Se la percibió en varios momentos ávida de responder y de dejar claro algunos temas que le interesaba ratificar: la defensa del modelo y el vínculo político con el ex presidente. En algunos casos se notaron diferencias de diagnóstico entre las preguntas y las respuestas, que hacían difícil encontrar un piso común. Finalmente, más allá de que el sentido de las respuestas coincidieran o no con la expectativa de algunos de los periodistas, fijó posición sobre los puntos que considera estratégicos.
- Enrique Zuleta Puceiro: La conferencia es todo un hallazgo en una situación en la que el Gobierno debía innovar sin arriesgar cambios fundamentales. Es un método natural, casi obvio en cualquier gobierno moderno y existen al respecto rutinas, manuales de estilo y trucos familiares a cualquier especialista en comunicación de gobierno. Sin embargo, en la Argentina todo esto es prácticamente desconocido. Ocurre lo mismo con cosas igualmente obvias tales como, por ejemplo, las reuniones de gabinete, los debates televisivos, las interpelaciones parlamentarias, la creación de paneles o comisiones independientes de asesoramiento a los presidentes, la elaboración de Libros Blancos o White Papers en temas complejos sobre los que se esta aún lejos de contar con consensos políticos y sociales. Sorprende que desde De la Rúa, los presidentes hayan insistido en su resistencia a una herramienta de éxito seguro. En éste como en muchos otros aspectos, tal vez es un lastre el estilo de gobierno y comunicación, propio de los gobernadores que arrastran hábitos caudillescos, o de conducciones altamente personalizadas, imperantes desde siempre en la mayoría de las provincias argentinas. Cristina Kirchner no viene de esta tradición y ha inaugurado un hábito saludable. Demostró solvencia y capacidad de explicación y argumentación, que eran necesarias a un gobierno que, inexplicablemente, proyecta una imagen de decisionismo y aislamiento social. Sin arriesgar posiciones ni modificar puntos de vista, la Presidenta ganó en tiempo, espacio y expectativas.
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