EL PAíS
“Una vez me olvidé el brazo”
–¿Superó el accidente que le hizo perder el brazo?
–Lo tengo asumido. Nunca me quebré anímicamente. Y no tomo los chistes como una falta de respeto ni como un golpe bajo.
–Lo escuché riéndose de usted mismo.
–Sí, tengo anécdotas que me hacen reír. Una vez estaba en una carrera y me tenían que tomar la presión. Yo estaba con guantes puestos y la doctora me puso el aparato en la prótesis y no se dio cuenta, y estaba asombrada porque no le marcaba nada el aparato. Una mejor fue cuando me olvidé el brazo en un placard de un hotel y tenía que salir a correr. Y llamó el conserje diciendo que la mucama lo encontró y estaba aterrada.
–¿Incidió políticamente?
–Me dio una fuerza de voluntad impresionante. Pero es difícil. Una vez que me vieron sin la prótesis me dijeron que lo había hecho para dar lástima y sacar ventajas. La verdad es que cuando salgo a correr o estoy de entrecasa me la saco porque me lastima. Ahora la uso por un tema estético y no funcional. El tema, en todos los casos, pasa por la cabeza.
No hago marketing con un brazo.