EL PAíS
Café da manhá
Dentro de la vaguedad de mensajes, algunos encuentran una forma concreta de dirigirse a los electores. Sobre una autopista que lleva al centro un cartel bien iluminado muestra a un señor con cara de ejecutivo moderno. Es Nilson Amadeu, y quiere ser electo diputado estadual. Su lema, “Vamos a educar antes de multar”. Los conductores que usan la banquina para superar el embotellamiento, agradecidos.
Los juegos de palabras sirven como en la Argentina. Por ejemplo, “Ramalho é trabalho”.
Fernando Henrique Cardoso ya tiene de qué vivir. Arregló con Bill Clinton que el norteamericano le cedería algunas conferencias (cobra 270 mil dólares cada una, cifra que quizás no alcance Cardoso). Como los presidentes norteamericanos, Cardoso ya firmó contrato con la editorial Record para contar sus memorias en el poder. Sergio Machado, el editor, dijo que el valor del contrato es secreto de Estado.
Pedro Malán, el ministro de Hacienda que superó en tiempo a Domingo Cavallo (lleva siete años seguidos con Cardoso, casi todo el mandato del Presidente) resolvió que no aceptará trabajos privados. Lo suyo es Washington, aunque en tres variantes: el Fondo Monetario, el Banco Mundial (donde ya trabajó) y el Banco Interamericano de Desarrollo.