En la Mesa No 1. El embajador ante la ONU, Jorge Argüello, se anotó un poroto ante la Presidenta. En la cena que anoche ofreció el secretario general de la ONU, el coreano Ban Ki-Moon, a los presidentes visitantes en el hotel Waldorf Astoria, sentó a Cristina Kirchner a su lado, en la misma mesa que el presidente de Estados Unidos, George Bush. La Presidenta y el norteamericano cruzaron un amable saludo.

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De memoria. “La felicito, para mí sería imposible. Si tomara la decisión de no leer mi discurso en la ONU, primero lo estudiaría de memoria y un segundo antes de subir al estrado, me arrepentiría y tomaría el texto escrito”, le dijo riendo el presidente de Austria, Heinz Fischer, a CFK por ser el único jefe de Estado que habló sin un papel enfrente.

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Wi-fi. El esposo de la Presidenta, Néstor Kirchner, la acompañó a la ONU, pero curiosamente siguió el discurso de su esposa en una sala con su computadora portátil a través de un canal de noticias argentino que tomaba en directo las imágenes que transmitía Presidencia.

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Con demora. Para hoy se espera la llegada del ministro de Economía, Carlos Fernández, que se había quedado en Buenos Aires –después se supo– cocinando el tema del canje a los bonistas que habían quedado fuera de la operatoria de 2005. El ministro llegará a Nueva York acompañado por el secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino.

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Au revoir. Finalmente el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, emprendió ayer mismo el regreso de Nueva York a París y la reunión con Cristina Kirchner no pudo concretarse. En realidad nunca estuvo pautada, pero los cancilleres de ambos países habían avanzado bastante sobre esa posibilidad.

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Santiago añorado. El gobernador santiagueño Gerardo Zamora subía en un ascensor junto al embajador en la ONU, Jorge Argüello, que bromeando le recordaba que Néstor Kirchner primero lo había enviado como interventor del PJ a esa provincia, pero después pasó a cumplir funciones en Nueva York. Un tercero aportó: “Y así quedó el PJ en Santiago, que tuvo que hacer alianza con un radical”. Todos rieron pero cada uno se llevó su parte.