Domingo, 21 de diciembre de 2008 | Hoy
EL PAíS › LOS PLANES A FUTURO DEL MINISTRO ZAFFARONI
–¿Se va de la Corte? –Hay una campaña que crece, crece y crece, diciendo que yo me voy de la Corte y que me paso a la política. No sé de dónde sale, pero no es cierto. Sólo me pasaría a la política si hubiese una decisión muy importante de cambio institucional, como una reforma constitucional. Sería coyuntural, por otra parte, porque no tengo intención de hacer carrera política ni está en mis planes.
–¿Irse de la Corte no está en sus planes?
–Sí, pero no ahora ni para pasarme a la política. Siempre dije que a estos cargos no los considero vitalicios. Toda función republicana tiene que terminar y si mañana se hiciera una reforma constitucional, propondría un buen tribunal constitucional con mandatos de ocho a diez años. La vitalicidad es una característica monárquica, no republicana. Tal vez yo mismo, involuntariamente, alimenté esa idea de que me voy a la política, porque me preguntan cualquier cosa y contesto. Uno se sale de rol y parece que quiere ser candidato a algo. Es mi forma de ser. Siempre pensé que la función de juez no me impide dar opiniones de carácter general.
–¿Y cuándo se iría, entonces?
–Quiero que salgan algunos fallos importantes y poner en funcionamiento la biblioteca de la Corte reestructurada. Pero no tengo fecha. Mi proyecto para el día que me vaya es volver a la vida académica.
–¿Qué fallos quiere firmar sí o sí?
–Hay varios, y otros que van surgiendo. Está el de tenencia de droga para consumo personal. Está el problema del matrimonio homosexual. Varios.
–¿Cuándo salen?
–No lo sé.
–Pero el de drogas ya tiene mayoría para despenalizar. ¿Qué falta?
–Lo tiene el presidente (Ricardo Lorenzetti). No creo que se demore tanto.
–¿A qué apuntará ese fallo? Argibay habló de no tratar al adicto como delincuente.
–Desde el punto de vista de tóxicos prohibidos, rige el mismo principio que respecto de tóxicos no prohibidos. Usuarios de tóxicos somos muchísimos, casi toda la población. Los que abusan son algunos, como el que se emborracha el sábado a la noche. El dependiente es minoría. No puedo estar penando a un usuario porque sí. A menos que tenga un kiosco de distribución o el garaje de la casa lleno de marihuana. Si no pasa nada de eso y sólo tiene una cantidad para consumo como usuario, directamente no tengo que hacer nada. A lo sumo afecta su salud. Pero no se me oculta que hay un problema grave actualmente que es el del paco. Debe ser encarado pero con legislación penal hacia quien trafica. Pero para los chicos que lo consumen habría que prever otro tipo de medidas. El paco produce una dependencia muy rápida y una destrucción neuronal irreversible. Es mucho más grave que la cocaína.
–¿La Corte puede hacer algo?
–Un fallo que apunte a los traficantes y no a los consumidores podría ayudar. Es una forma de decirles “basta” a los organismos de seguridad: si quieren hacer algo positivo, busquen a los traficantes. No me traigan a los consumidores, que me va a traer a toda la población. Sabemos, además, que no hay criminalidad organizada sin corrupción. No digo que eso abarque a la cúspide del Gobierno, pero siempre algún nivel hay. De todos modos, si yo ahora tuviese que manejar toda la política criminal del país, apuntaría todos los cañones al traficante de paco.
–¿Argentina va camino a ser un productor de drogas, como dijo el ministro bonaerense Carlos Stornelli?
–No somos ni podemos ser un país de producción de cocaína, por ejemplo, porque no tenemos la materia prima, que es muy voluminosa. Marihuana se puede plantar en cualquier lado, eso se sabe, pero es un negocio relativamente menor. En cuanto a los sintéticos, tampoco creo que seamos el país ideal: hay muchos otros en los que sería más fácil producirlos con menos problemas y controles. Lo de la efedrina fue un lamentable descuido aprovechado desde afuera, pero se trata de un precursor y sólo de uno de ellos. No veo ningún riesgo inmediato.
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