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La cantidad de conductores alcoholizados bajó un 30 por ciento en la ciudad de Buenos Aires –según datos de la Dirección de Seguridad Vial porteña– desde que, en mayo pasado, se instituyeron controles regulares de alcoholemia. Estas verificaciones se efectúan por iniciativa y con participación de los padres del Colegio Ecos.

“En febrero de este año nos entrevistamos con un fiscal porteño para explicarle que los autos de los conductores alcoholizados había que retirarlos con la grúa, y estuvo de acuerdo”, contó Sergio Levin, uno de los padres de alumnos del Colegio Ecos que murieron cuando un conductor alcoholizado los chocó con su camión.

Durante este año, los padres del Ecos, acompañando a los funcionarios municipales porteños, se presentaron en las puertas de locales bailables para proponer a los grupos de jóvenes que designaran un “conductor responsable”, que recibe una pulsera identificatoria y vales para consumir gratis bebidas sin alcohol; al salir, se le hace una prueba de alcoholemia y, si ésta da bien, el grupo obtiene distintos regalos. “Esperamos que esto siga funcionando y que más dueños de boliches y auspiciantes se incorporen a la movida”, observó Levin.

Pablo Martínez Carignano, director de Seguridad Vial de la ciudad, señaló que “desde el 1º de mayo de este año empezaron a retirarse con grúa los autos cuyos conductores daban positivo en el test de alcoholemia. Hasta entonces se admitía que el conductor esperara en el lugar de control hasta que la alcoholemia bajara a límites permitidos, o que cediera el volante a un acompañante. Comparando los datos de los semestres anterior y posterior a esa fecha, encontramos un descenso del 30 por ciento en los casos de alcoholemia positiva, lo cual marca un avance destacable en el orden de la conducción responsable”.