Entre las muchas gaffes cometidas por el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se cuenta la que dijo durante su visita a Rusia el 5 de noviembre de 2008 sobre el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama. Dijo que Obama era “joven, lindo y bronceado, lo que supone un buen punto de partida”. Dos días después, en un encuentro en Bruselas, repitió la frase que dio la vuelta al mundo y tuvo un entredicho con un periodista estadounidense tratando de “imbéciles” a aquellos que lo criticaban. “Hacemos de todo para ser lindos y bronceados y él (Obama) también es lindo y bronceado”, reiteró Il Cavaliere. A fines de enero, después de una serie de ataques violentos, que incluyó una violación en Roma en vísperas de Año Nuevo y otra en las afueras de la capital, Berlusconi dijo que no se podía desplegar una fuerza suficiente para impedir el riesgo. Agregó: “Nosotros tendríamos que tener demasiados soldados, porque nuestras mujeres son muy hermosas”. Casi desata una crisis diplomática con China cuando en un acto electoral para atacar a la oposición dijo que “continúan repitiendo que yo he dicho que los comunistas se comían a los niños. Lean el Libro Negro del Comunismo y sabrán que bajo la China de Mao no se los comían, sino que los hervían para abonar los campos”.