- Actos fallidos. “Yo no tengo sospechas de los crímenes que cometió Palacios”, sostuvo seriamente Guillermo Montenegro. Hubo risas y hasta algún aplauso. El ministro de Justicia porteño tuvo que dar marcha atrás. “De los crímenes que no cometió”, aclaró. No fue su mejor día con los furcios: más temprano había hablado del “jefe de Gobierno, Jorge Macri”. El primo del líder de PRO, agradecido.

- Influenza PRO. Un dispenser en la entrada permitía a cada participante de la sesión lavarse las manos con alcohol en gel. Los legisladores tenían también dispuestas sus botellitas en la mesa. Las sillas del público estaban separadas unas de otras y tenían un folleto de los que imprimió el gobierno porteño sobre la gripe A. Sin embargo, nada de esto sirvió. El macrismo eligió para la reunión de la Comisión de Seguridad uno de los recintos más pequeños de la Legislatura: el salón intersecretarías. Por eso, no sólo el público terminó apretujado (de un metro de distancia, ni hablar), sino que varios legisladores estuvieron parados buena parte del encuentro, que duró sus buenas cuatro horas.

- Cartón lleno. Además de la casi totalidad de los legisladores porteños tanto opositores como macristas –si hubiera sido una sesión, tenían quórum–, la reunión atrajo a los diputados que resultaron electos y asumirán en diciembre. Estaban el lilito Fernando Sánchez; la titular del Inadi, María José Lubertino, y el dirigente de Proyecto Sur Fabio Basteiro, entre otros.