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–¿Usted me pregunta si policías bonaerenses alentarían hoy saqueos o si mirarían para otro lado para perjudicar al ministro (Juan Pablo) Cafiero y al gobernador (Felipe) Solá? Es posible que haya alguno, que trabajó con el menemismo, pero la gran mayoría de los jefes no va a dar ningún mal paso hasta después del 15 de diciembre. ¿No se dio cuenta que no hay casos resonantes en las últimas semanas? –razonó y preguntó el veteranísimo integrante de la Bonaerense.
–Sí, efectivamente no hay casos resonantes –se extrañó este diario.
–Es sencillo. Hasta el 15 funciona la Junta de Calificaciones que decide los ascensos y movimientos en la fuerza. Todos los jefes se quieren ubicar mejor y están en juego brigadas en las que se recaudan millones. De aquí a mediados de diciembre, hacen buena letra. Las maniobras sucias, seguramente volverán en enero –terminó de explicar el viejo comisario.
El 20 de diciembre del año pasado, amplios sectores de la Bonaerense miraron para otro lado durante los saqueos. Sabían que la orden tácita era dejar hacer y que ninguno sería sancionado por no intervenir. El mecanismo más común de los saqueos consiste en que se difunde que tal supermercado va a distribuir comida. La maniobra se hace con dos o tres punteros o confidentes de los aparatos políticos. A la hora señalada, centenares de vecinos se agrupan frente al supermercado, allí se dan cuenta que no van a distribuir nada y los hechos se desencadenan solos. En la mayoría de los casos, la Bonaerense se entera cuando se corre la voz y suele tener tiempo para enviar gente, pero cuando la orden es dejar hacer, dejan hacer.
Según reconocen muchos comisarios, el año pasado, los dirigentes del PJ bonaerense, querían la caída de De la Rúa. Ni un solo oficial fue sancionado por no intervenir. La pregunta es si este año ocurriría lo mismo. Desde ya que los jefes perciben que no tendrían el visto bueno del gobernador Solá o del ministro Cafiero. El interrogante es si existen jefes policiales que actuarían contra el gobernador y el ministro, tal como lo han hecho durante varios meses. Las respuestas obtenidas por este diario fueron tres:
- Hay comisarios que trabajaron con el menemismo que no verían mal una situación explosiva. Son muy pocos, están bastante aislados, pero existen.
- El grueso de los jefes se está cuidando para lograr ascensos y ubicarse en las brigadas, departamentales y comisarías más rentables. El proceso de calificaciones terminaría a mediados de diciembre: hasta entonces, es difícil que se sumen a maniobras de ese tipo.
- Es posible que el mal humor, el calor y la bronca produzcan algún brote. En ese caso, la clave estará en las instrucciones que den a la fuerza y la capacidad de negociación de los responsables políticos bonaerenses.