Viernes, 27 de agosto de 2010 | Hoy
EL PAíS › “LA TRANSACCION”
...“Así comienza la transacción del paquete accionario. Previamente, una fuerza de tareas ingresa a mi domicilio, estando mi señora y yo ausentes, teniendo a mis hijos y a la empleada como rehenes, sufriendo el temor impuesto por dicha fuerza, y cuando regresamos a mi casa encontramos el contenido de los placards tirado por el suelo, dado que los mismos los habían revisado minuciosamente. Dicha situación duró hasta las 4 de la madrugada, hora en que se retiraron sin identificarse y haciéndonos firmar una nota en la que manifestábamos que no faltaba nada, cosa que luego comprobamos que no era cierto, aunque hoy no podría precisar con exactitud qué elementos habían desaparecido.
Esta irrupción nos atemorizó a mi señora y a mí y comprendimos después que el procedimiento fue una intimidación para lo que vendría posteriormente, es decir la venta del paquete accionario de Papel Prensa.
El compromiso de la venta se firmó el 2 de noviembre de 1976 y tanto mi señora como yo firmamos el mismo contando con la presencia de Patricio Peralta Ramos, uno de los dueños de La Razón, quien nos aseguró, dándonos su palabra, de que no nos ocurriría absolutamente nada si firmábamos. Debo agregar que no hubo tratativas de ninguna naturaleza y el precio no surgió en competencia con otras ofertas, puesto que en lo que a mí respecta, nunca tuve oportunidad de estudiar las ofertas de otros eventuales compradores, ni de discutir el precio supuestamente acordado.
Ya por entonces todo el país sabía que ocurrían detenciones y/o desapariciones.
No obstante, el 12 de abril de 1977 nos detuvieron, intimidaron a mi hijo y a mi familia hasta que llegué a la puerta de mi oficina donde me esperaba mi hijo, que estaba entre dos personas que me comunicaron que debía acompañarlos. Inclusive dijeron que si mi hijo quería podría venir con nosotros. Yo me negué y pedí a mi hijo que le informara a mi señora de mi situación. Me condujeron a una comisaría por la zona sud, creo que era en Banfield, y luego de entregar mis documentos me llevaron a otra habitación donde me vendaron los ojos y me ataron las manos, diciendo que estaba incomunicado y que no podía hablar. No obstante el custodio me dijo que si queríamos podíamos hablar de fútbol, cosa que hicimos. En un momento dado me dijo que calláramos porque se acercaba una persona. Por supuesto que no pude verla pero me causó un gran temor, porque a mi custodio le preguntó quién era yo, o si era Sajón. Ahí sí empecé a temer por mi vida puesto que todo Buenos Aires sabía ya que Sajón había desaparecido. Más tarde me encerraron en una celda donde permanecí un par de días, hasta que el oficial preventor nombrado, que era el general Gallino, me hizo concurrir a fin de tomarme declaración. (...)
(...) Luego de estar unos días en ese lugar, donde algunos de los detenidos fueron torturados, me llevaron a un lugar donde entré con los ojos vendados y las manos atadas sin saber dónde estaba, porque salí de allí en las mismas condiciones. Me dejaron sentado en una silla y podía escuchar que pasaban grabaciones peronistas. Luego me bajaron la venda y me llevaron ante una persona que comenzó a interrogarme. Me preguntó quién me había nombrado vicepresidente de Papel Prensa y respondí que fue la Asamblea de Accionistas a instancias de D. G., al igual que el presidente Martínez Segovia. Luego prendió un grabador y comenzó a hablar una persona, preguntándome si yo la reconocía. Le dije que no y luego de insistir que prestara atención me dijo que el que hablaba era Firmenich. Contesté: ‘Será Firmenich pero yo no lo conozco...’.”
* Extractado.
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