¿En qué estado se encuentra el proyecto de ley de servicios financieros que usted impulsa?

–Hay que instalar el tema en la sociedad; de lo contrario, la ley no va a salir porque el lobby funciona en el silencio, se hace fuerte en la quietud de los despachos. Pero si los que tienen que tratar la ley tienen la presión de la opinión pública, de la sociedad, de sus ciudades, de sus pueblos, de los lugares que ellos representan, la ley indefectiblemente se va a tratar. Por eso le damos una gran importancia a lo que está sucediendo en el interior del país, porque ya hay varios pronunciamientos de Legislaturas provinciales que les piden a sus diputados y senadores que apoyen el proyecto. Además estamos impulsando una campaña de recolección de firmas para presentar ante el Parlamento, como pasó cuando se discutió la ley de comunicación audiovisual o la ley de matrimonio igualitario. Fundamentalmente, el proyecto apunta a cambiar la estructura legal que le dio sustento al plan neoliberal, por eso plantea desde el nombre un cambio en la concepción: se llama ley de servicios financieros para el desarrollo económico y social. Lo que se plantea es salir de un sistema financiero de especulación para ir a un sistema económico financiero del desarrollo económico y social. Como todo proceso de cambio, en este caso de pasar de las leyes del mercado a regulaciones, orientaciones y pautas, siempre va a existir el conflicto que plantea el sector empresario que privilegia el posicionamiento del mercado. En realidad, si no hubiera resistencia al proyecto yo estaría pensando que no es bueno, porque lo que buscamos es mayor regulación para proteger a los sectores más desprotegidos y de esto siempre se van a quejar los empresarios que defienden los mercados. Si genera resistencia es la mejor demostración de que estamos en el buen camino. Por ejemplo, hay una consultora internacional que hizo un trabajo sobre la Argentina y entre los riesgos que describe está el proyecto Heller, les doy las gracias por eso.