A medida que se acerca la fecha, el clima se recalienta. Desde la Lista 1 se afirma que los intendentes del conurbano podrían volcar la elección a favor de Yasky. Desde la 10 se responde que el único riesgo proviene de la histórica alianza de Víctor De Gennaro con su vecino sureño Eduardo Duhalde. En previsión de cualquier irregularidad, Yasky formuló tres propuestas tendientes a asegurar la unidad de la central y la transparencia de las elecciones. La primera fue un compromiso escrito para aplicar el sistema D’Hont de representación proporcional, ya que con el sistema actual el perdedor sólo tiene tres representantes, como revisores de cuentas. Micheli no la aceptó porque confiaba en su victoria. La segunda fue la invitación a participar como veedores a representantes de las centrales de Brasil, Chile, Uruguay, Bolivia y Paraguay, que se concretó. La tercera fue que interviniera como alzada de la Junta Electoral una comisión de respetados miembros de la Asociación de Abogados de Buenos Aires y de la Asociación de Abogados Laboralistas y no el ministerio de Trabajo. Si Yasky fuera reelecto, dicen en la Lista 10, De Gennaro y Micheli intentarían levantar una CTA Rebelde en la sede histórica de Independencia al 700. De imponerse Micheli, en cambio, “igual se acabaría el partido único. Seguiríamos fortaleciendo nuestra Corriente Nacional de los Trabajadores”. Yasky recuerda que “en CTERA fuimos minoría durante quince años, hasta que llegamos a la conducción”. Agrega que “queremos en serio una central de nuevo tipo, real en el día a día y no sólo testimonial, con grandes consignas. La gran diferencia es que nosotros creemos que es posible construir desde el conflicto sectorial. En la práctica cotidiana algunos de ellos ya ni se acuerdan de qué querían construir”.