EL PAíS › MUESTRAS DE APOYO A CFK ENTRE LOS QUE ASISTIERON A LA FáBRICA DE RENAULT

Saludos, lágrimas y expresiones de afecto

 Por Julián Bruschtein

Desde Córdoba

“Es la primera vez que vienen tantos cordobeses ante la presencia de Cristina o Néstor”, aseguró un militante complacido ante la concurrencia de trabajadores, militantes y gente suelta que se movilizaron para respaldar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El camino hacia la planta fabril de Renault estaba flanqueado por los policías de la comisaría de la zona, mientras se agolpaban los colectivos cargados de militantes que se preparaban con bombos, banderas y fervor para esperar el acto.

Bajo un sol agobiante comenzaron a concentrarse a partir de las 15 los primeros grupos de cordobeses que querían saludar a CFK ante la reciente pérdida de su marido. “Venimos desde el interior de Tucumán para saludar y apoyar a Cristina”, dijo la docente jubilada María Elena Gómez, 57 años, con un pato de gomaespuma coloreado de azul y blanco en la cabeza, al igual que las diecisiete mujeres que la acompañan. “El pato es por un dirigente nuestro de allá, el Pato Campos. Cristina también se puso el pato en la cabeza cuando nos visitó”, explicó con un afiche de la Presidenta, efectivamente con el animal de mentira de sombrero. “Veo que los jóvenes no van a permitir que se detenga el movimiento”, afirmó con fervor y la aprobación de sus compañeras que asentían con la cabeza.

El calor que por momentos era asfixiante obligaba a repararse bajo la sombra de los eucapliptus que se mantienen en fila bordeando la calle. Los militantes se acercaban desde la plazoleta que lleva el nombre de René Salamanca, dirigente de Smata desaparecido durante la dictadura que participó del Cordobazo en 1969. Las banderas de la agrupación La Cámpora y la Corriente Peronista las portaban jóvenes descamisados que no paraban de cantar la canción que se transformó en un reclamo popular: “Andate Cobos, la puta que lo parió”. “Nos estamos comiendo este solazo para decirle a la compañera Cristina que no afloje”, aseguró Pablo con la remera de Eva Perón enroscada en la cabeza. “El pueblo le está pidiendo que siga para adelante, que tuvimos una pérdida muy grande pero que tenemos que seguir adelante lo más que se pueda”, agregó mientras se rascaba la barba rala que mostraba que no tenía más de veinte años.

Las banderas de la CGT, del Frente Transversal y Popular, de la versión local de Carta Abierta, el Movimiento Peronista Revolucionario y gran cantidad de gente dispersa se mezclaban para esperar la salida de CFK de la fábrica. Los pañuelos con las puntas anudadas fueron moneda corriente en la cabeza. Un vendedor de sombreros se estaba haciendo el día. “Yo vengo a laburar pero también a saludar a la Presidenta. No pude ir a Buenos Aires para despedir a Néstor, así que aprovecho para saludar a Cristina”, afirmó Carlos con el sombrero blanco que vendía puesto. A un lado, un grupo de estudiantes con banderas de la Unión de Estudiantes Secundarios se agitaba saltando y vivando a Néstor y Cristina. “Yo fui al velorio el jueves y me la pasé llorando”, contó Cindy, 19, con una sonrisa entre triste y alegre en el rostro. “Cristina va a poder salir adelante para darnos más fuerza a nosotros para seguir adelante”, agregó la estudiante mientras se daba vuelta para cantar la marcha peronista que sonaba interpretada por un grupo de trompetas.

Las banderas “se enrollan, no se bajan, como dijo Cristina”, aseguró Roberto mientras trabajaba con los palos y se preparaba para cantar el himno con los dedos en “V”. Después de que terminó el acto la mayoría se agolpó contra las vallas para saludar a Cristina que rompió el protocolo una vez más. A un lado una homónima de la Presidenta agitaba un bolsito viejo y llamaba al personal de seguridad presidencial para que se lo acercara a la Presidenta. “Era el bolso de mi papá, que se lo dieron en la fábrica en 1957 cuando entró a trabajar”, contó a la vez que mostraba un álbum con fotos de su padre en la Renault de aquellos años. “Desde el jueves que estoy llorando, no puedo parar”, continuó mientras las lágrimas recorrían su rostro, “son los únicos que intentan que haya más trabajo para todos.”

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Imagen: Leandro Teysseire
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