Domingo, 5 de diciembre de 2010 | Hoy
EL PAíS › LA ULTIMA CUMBRE DEL PRESIDENTE BRASILEÑO
Por Nicolás Lantos
Desde Mar del Plata
Dentro de doce meses, cuando se lleve a cabo la próxima Cumbre Iberoamericana en Asunción, será la primera vez en ocho años que Luiz Inácio Lula da Silva (que el 1° de enero le entregará la banda a Dilma Rousseff) no forme parte de la cita, por lo que la reunión de ayer también hizo las veces de despedida para el presidente brasileño. En ese sentido, varios mandatarios de la región lo homenajearon durante sus discursos, y la anfitriona Cristina Fernández lo hizo lagrimear al hacerle entrega de un regalo: una escultura en piedra y metal basada en una foto en la que el hombre del PT y Néstor Kirchner aparecen abrazados.
“Lula y Néstor supieron construir una América del Sur diferente.” Así definió Cristina la relación entre los dos estadistas que forjaron el rumbo de la región durante los últimos cinco años. Entre ellos “quebraron lógicas y construyeron nuevos paradigmas”, indicó la Presidenta, que destacó también que ambos “deconstruyeron prolija y pacíficamente la idea de que era imposible construir alianzas entre Argentina y Brasil por la hipótesis del conflicto bélico potencial”.
El presidente brasileño no pudo contener la emoción cuando Cristina le hizo entrega de un regalo diseñado a pedido: una imagen en piedra y hierro de Lula y Kirchner abrazados, tal como los retrató el fotógrafo presidencial Víctor Bugge. “Reproduje esa imagen en pórfido patagónico, que es el que recubre nuestra casa en Calafate, y en hierro, no de hierro malo sino de uno que une con firmeza a ambos pueblos”, explicó la mandataria antes de entregarle el presente con un fuerte abrazo.
“No se puede despedir a un hombre como Lula, porque un militante político nunca se va de la política y mucho menos cuando le ha tocado desempeñar el más alto cargo que el pueblo puede confiar”, completó Fernández. Las palabras de Cristina levantaron polvareda entre la delegación argentina: algunos las interpretaron con entusiasmo como un guiño sobre su candidatura a la reelección el año que viene. En el mismo sentido, más tarde el ecuatoriano Rafael Correa pidió, medio en chiste, medio en serio, que “el pueblo latinoamericano haga algo para impedir que líderes como Lula abandonen sus responsabilidades.”
El brasileño recogió el guante y les contestó: “Soy un político latinoamericano; no voy a dejar la política”. Sin disimular su emoción, Lula aseguró que su deseo es “seguir discutiendo sobre política” y recorrer el continente. “Ahora que la democracia está consolidada, debemos estar atentos para que no ocurra lo que pasó en Ecuador”, advirtió, antes de hacer un llamado a reforzar las alianzas en la región.
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