EL PAíS › LUIS QUEVEDO *
El error de Solá
Si bien Chiche Duhalde es “la mujer de” –en principio del gobernador y ahora del Presidente–, es una mujer que empezó a tener vida pública hace muchos años. La acción que desarrolló en la provincia la posiciona. Es cierto que en 1997 perdió, pero hay que leerlo con una mirada histórica: fue el inicio de la Alianza, Graciela Fernández Meijide comenzaba su apogeo, era un momento crítico de la provincia y de la gestión duhaldista. Aun así sacó el 42 por ciento de los votos, un caudal de votos muy importante y le pegó a lo que era la renovación de la política.
En Argentina las mujeres políticas han tenido una historia que las acerca bastante a un estilo demasiado masculino. Fernández Meijide era masculina en su manera de conducir, como lo podría ser las mujeres de Menem, María Julia Alsogaray, Adelina, Camaño, Bullrich. Falta una forma femenina de hacer política, el modelo es Evita, los “cojones” de Evita que enfrentaba a la oligarquía. Chiche no tiene ese perfil: se posiciona más como dócil, tranquila, mucho más frágil que el otro estilo de mujer. Pero aunque el estilo es otro, ella tiene poder.
Esto ayuda a entender lo que pasó con Felipe Solá. El gobernador cometió el error de invitarla casi como una novia, como una mujer que lo acompañe. Pero la envergadura política de Chiche es otra, ella no es alguien a quien se invita a su propia fiesta, es alguien que aporta tanto que tiene por lo menos el mismo peso. Y, en un sentido, Solá es apenas un político local comparado a ella.
* Sociólogo