- Manejando mi camión. Las remeras dicen “Camioneros Catamarca”. Entre risas, se sacan fotos frente a una estación de subte en Avenida de Mayo. “Salimos a las cuatro de la mañana de Catamarca. Veníamos festejando, algunos durmiendo”, cuenta Juan, morocho, con anteojos de sol en la cabeza. “Soy camionero. Hago viajes de Catamarca a Tucumán, a Córdoba”, dice. “Che, ¿pa’ dónde es el Obelisco?”, pregunta uno. “¿Vamos en tren o caminando?”, inquiere otro. Hacia allá se van, a hacer un poco de turismo antes del acto. Se cruzan sin saberlo con Emanuel, de 19 años, que lleva de la mano a su sobrinito. El chico tiene puesta una remera verde que dice también: “Camioneros”. “La lleva siempre a la cancha, todos los domingos”, explica Emanuel, hincha de Huracán. “Vengo siempre a estas cosas, como voy a la cancha también”, dice. Emanuel tiene 19 años y estudia en el ENET 2 Arturo Jauretche. El papá de su primo es del gremio: trabaja en recolección de basura.

- Cuero. Rodolfo Walsh definió a Avellaneda en 1969 como una “ciudad que se levanta temprano resoplando en los hornos y las chimeneas de cinco frigoríficos, setenta fábricas de automóviles (...) y más de cincuenta mil obreros industriales”. Desde allí marcharon, entre otras, las columnas de los curtidores, que cruzaron el Puente Pueyrredón con el lema: “Nos sobra el cuero para apoyar al proyecto nacional”.

- Jóvenes. Esteban, de 24 años, tiene puesta la remera de la Juventud Sindical. Es de Malvinas Argentinas y trabaja como cajero en Autopistas del Sol. Sus padres tienen una tapicería. “Los medios opositores intentan ensuciar al Gobierno –opina–. La verdad, desde que arrancó el kirchnerismo cambió un montón todo. En mi laburo, mejoraron mucho los sueldos.” Andrés tiene una remera blanca, como la de Esteban, pero tiene la imagen de La Vallese. Vive en Constitución y estudia sociología. “Vinimos como agrupación porque el Día del Trabajador es histórico para el mundo y pensamos que hay que luchar por trabajo digno, más cuando algunos sectores quieren tirar por tierra lo que se ha hecho”, dice.

- Micros. Desde los más pujantes micros de larga distancia hasta algunos colectivos escolares algo desvencijados, los vehículos ocuparon la zona de la Costanera Sur y toda la avenida Entre Ríos hasta casi Garay. Había desde los destinos más cercanos a los más remotos (la nota la daban los camioneros de Tierra del Fuego). La organización del acto puso cerca de 200 baños químicos, además de 30 ambulancias.

- El aguante. “Venimos desde Rosario. Salimos tipo tres de la mañana distintos compañeros del gremio de Aceiteros, de Dreyfus, Cargill, Molinos ¿Qué dormir? Vinimos cantando a morir”, sonríe Matías, de 20 años. Hace un año que entró a trabajar a una de las aceiteras, antes estaba desocupado. “Y tomando gaseosa todo el viaje, ¿eh?”, acota uno de sus compañeros, que no da puntada sin hilo: “El de Cristina es el mejor gobierno que estamos teniendo. Antes estuvo Duhalde, cara rota, que cuando tuvo poder no supo qué hacer. ¿Es así o no es así?”. Con la pechera de Smata, Emilio se vino de un poco más cerca: San Miguel. “Mirá, es fácil: yo apoyo a los gremios porque mi salario mejoró un 150 por ciento: antes ganaba tres lucas y ahora estamos en cuatro quincenales”.