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Se llama Gustavo Pérez, no es ni remotamente conocido en el ambiente de las consultoras que se dedican a escudriñar la opinión de los electores. Es más bien un autodidacta, un encuestador aficionado que todas las semanas le acerca a Elisa Carrió el resultado de las consultas que realiza día a día en Avellaneda, Dock Sud, Bernal, Villa Domínico y Sarandí. Pérez no cobra por su servicio, asegura que lo hace por placer. Los datos que obtiene el encuestador de Carrió surgen de las preguntas que este sodero de profesión realiza a sus clientes del conurbano y que según su último sondeo, la chaqueña encabeza las preferencias del electorado.
Pérez tiene 45 años y hace 25 que recorre el primer cordón del conurbano como sodero. Se define como un hombre político que no tiene un partido al cual responder y reniega de las encuestadoras a las que critica sin piedad. “Llegan al conurbano, preguntan a 14 personas y creen que ya tienen una tendencia. Se equivocan”, aseguró el lunes a Página/12 cuando pudo conocer personalmente a Carrió. Pérez nunca había hablado con la chaqueña, pero hace 15 días cuando la candidata del ARI dio el número de teléfono de su casa durante una entrevista radial, el sodero no dejó de llamarla para contarle el trabajo que realizaba y los resultados que obtenía de sus consultas. Los seguidores de la líder del ARI tomaron con simpatía la iniciativa de Pérez.
El lunes, cuando Carrió llegó en campaña a Sarandí, se acercó con timidez y le dijo: “Yo soy Pérez, el sodero de las encuestas”. Inmediatamente le pasó el resultado del último sondeo que había realizado. La planilla está escrita a mano con una lapicera negra y en una hoja plegada cientos de veces. Son 218 los consultados donde consta la dirección y los datos de los integrantes de la familia-cliente. El trabajo arroja los siguientes resultados: 83 apoyan a Carrió, Néstor Kirchner obtiene 37, Carlos Menem 29, Ricardo López Murphy 20, Adolfo Rodríguez Saá 14, Patricia Walsh 8, Leopoldo Moreau 2, Alfredo Bravo y el Partido Humanista tienen uno cada uno. Seis de los encuestados por Pérez anticiparon que votarán en blanco y 17 están indecisos. “Ojo, de esos 17 hay 12 que están pensando votar a Carrió o a López Murphy”, aseguró Pérez con cara de especialista en la materia.
Este no es el primer sondeo que realiza el sodero-encuestador. La primera vez que lo hizo fue durante la campaña de las elecciones de 1997. Pero como reconoce Pérez, no le fue muy bien por no conocer el mecanismo de las encuestas y los resultados que obtuvo estuvieron lejos de lo que los bonaerenses terminaron votando. “Por suerte, mi hija comenzó a estudiar demografía y ella me orientó cómo debía encarar la tarea. En una palabra, ella me perfeccionó”, indicó. Así fue que en 1999 Pérez armó su planilla y comenzó a recorrer otra vez casa por casa. Fueron 536 los consultados y según relató Pérez “esta vez no me equivoqué. La Alianza ganó tal como yo preveía”.
Como a muchos argentinos, los comicios de abril no habían despertado mucho entusiasmo en Pérez. Sin embargo, el empate que arrojaban las encuestas y el crecimiento “inexplicable”, según Pérez, de algunos aspirantes a presidente como López Murphy, llevaron al sodero a preparar una vez más su planilla. “Mirá, si tuviera cinco camiones más, podría cubrir todo el conurbano y te juro que anticiparía el resultado de la provincia”, se jactó el sodero mientras le entregaba a Carrió su último trabajo.