Domingo, 29 de julio de 2012 | Hoy
EL PAíS › PERFIL POLITICO DEL AHORA POSIBLE CANDIDATO HUGO BIOLCATI
La política sectorial parece que le queda chica y en su último discurso como presidente de la Sociedad Rural anunció nueva carrera. No habrá sorpresas a futuro en alguien que supo defender ciertos intereses.
Cuatro años atrás, antes de asumir la presidencia de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Luis Biolcati fue a cacerolear contra el gobierno de Cristina Fernández en la puerta de la quinta presidencial de Olivos. Ya como presidente fue protagonista central del lockout patronal contra el intento de fijar retenciones móviles al agro, que lo enfrentó entre otros con el camionero Hugo Moyano, a quien ahora mira casi con cariño. Celebró a los abrazos el voto no positivo de Julio Cobos y no supo disimular su voluntad de poner un punto final al gobierno kirchnerista, incluso en vivo junto a Mariano Grondona, pero una y otra vez su voluntad se vio frustrada por la realidad.
A Hugo le molesta que lo llamen por su nombre y que escriban “Biolcatti” con dos “t”. Descendiente de genoveses, cabrón “pero simpático” –según él–, se recibió de abogado en la Universidad Católica Argentina en 1966, aunque desde joven puso su tiempo y energía al servicio del tambo que heredó de su familia. Su abuelo materno vino al país para trabajar con un tío en la producción y comercialización de manteca y quesos. Les fue bien y junto a sus hermanos compró campos para producir leche en la empresa familiar Luis Magnasco y Cía. SA. En los ’80 vendieron a La Serenísima la parte industrial del negocio y se quedaron con la producción de leche, negocio que se repartió entre los sucesores de Magnasco. Hugo y sus hermanos, Jorge y Héctor Biolcati, recibieron el establecimiento La Dorita, que proveía leche a la multinacional Nestlé.
Si bien su familia es socia vitalicia de la Sociedad Rural, su vínculo con la institución símbolo de la aristocracia ganadera lo entabló como presidente del Centro de la Industria Lechera (CIL), que agrupa a los fabricantes de lácteos, cuando el titular de la institución de Palermo era Eduardo De Zavalía. Poco antes de asumir, el 25 de agosto de 2008, admitió que era un socio atípico. “No soy del riñón de la Rural ni de una familia tradicional de la Rural”, confesó Biolcati, titular de campos en Carlos Casares, Buenos Aires, y en Canals, en Córdoba. Por esos días encabezó el grupo de caceroleros que fueron a pedir diálogo con “el campo” a las puertas de la quinta presidencial.
Biolcati llegó al frente de la Rural en medio de uno de los peores conflictos de la institución con un gobierno, aunque en un contexto de grandes cosechas y alza de los precios internacionales. La pelea contra la Resolución 125/08 del Ministerio de Economía y luego el proyecto de ley para establecer retenciones móviles al agro lo colocó como una de las caras visibles de la Mesa de Enlace de las cámaras patronales. En aquellos tiempos de 4x4 cortando rutas confrontó abiertamente con Moyano, con quien ahora tiene “coincidencias”. Los voceros de las corporaciones llegaron a presentar a Biolcati, Llambías & Cía. como potenciales estadistas. El cuarteto alcanzó su éxtasis la madrugada en que Cobos pasó a la historia como símbolo de la traición.
A principios de 2009, cuando trascendió que negociaba con el Gobierno a espaldas de sus compañeros de la Mesa de Enlace, Biolcati anticipó confiado que “los Kirchner no van a cambiar pero van a tener menos poder”. “Las decisiones de fondo están en el Congreso”, explicó mientras partía con el rabino Sergio Bergman y el consultor Felipe Noguera a buscar candidatos por el interior. En esa gira no se privó de compartir mesas y auditorios con símbolos del terrorismo de Estado como Vicente Massot, el director del diario La Nueva Provincia, de Bahía Blanca, heredero como Biolcati y célebre apologista de la tortura.
En esos meses fue el famoso diálogo del tambero con Mariano Grondona, quien entre risas puso en duda la continuidad del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. “Eso es lo que te quería escuchar”, celebró Biolcati. A fines de ese mismo año, envalentonado con el triunfo de la oposición, propuso ante 20 mil personas, reunidas por la Mesa de Enlace en el Rosedal de Palermo, “descabezar a la gobernación” de Daniel Scioli tras el caso Pomar.
Antes de las elecciones presidenciales de 2011, Biolcati dijo estar “seguro de que pronto, todos juntos en las urnas, podremos devolver a la Patria los valores que fuimos olvidando”. Después de las primarias abiertas, frustrado, mostró su desprecio por el voto popular: “La gente mira Tinelli y si puede pagar el plasma no le importa nada más”. Cuando en octubre el Gobierno arrasó en todo el país, incluso en sus pagos de Carlos Casares, declaró que “la gente votó con el bolsillo y es muy respetable”, aunque de inmediato los genes arrasaron sobre la correción política de quien ya comenzaba a vislumbrarse como dirigente político: “A través de un consumismo subsidiado se llegó a una sensación de bienestar”, agregó. Lejos del alto perfil del comienzo de su gestión, pero siempre listo para dar batalla, este año promovió junto con el dirigente de los estibadores rurales Gerónimo Venegas los cascotazos contra la legislatura bonaerense para manifestar su fastidio por una suba irrisoria del impuesto inmobiliario rural.
Vicepresidente de la Rural desde 2002, presidente desde 2008, Biolcati dio ayer su último discurso al frente de la entidad: su mandato termina en septiembre. “No voy a seguir. Hemos bendecido a Luis Miguel Etchevehere”, anticipó en marzo. Si el prontuario institucional nunca les impidió a los dirigentes de la Sociedad Rural hablar de calidad institucional o seguridad jurídica, Biolcati no es la excepción: no se priva de hablar de la inseguridad, la “educación ruinosa” o la “pérdida de la cultura del trabajo por la dádiva del Gobierno”.
El hombre que ayer dio a entender su voluntad de iniciar una carrera política en un nivel superior al de la representación sectorial y sin mirar la historia “con un solo ojo” tiene 68 años y cuatro hijos, tres que rondan los 40 años y una mujer de 15 de su segunda esposa. Vive en Martínez, sale a correr por San Isidro y es aficionado a la aviación.
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