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A la líder del ARI parece no molestarle que el gobierno de Kirchner lleve adelante políticas que ella hubiera utilizado en caso de haber triunfado. La diferencia, según Carrió, está en la forma de acumular poder que puede marcar el final de la gestión: “La concepción de los setenta de acumulación del poder es la de muchos de los que están en el espacio donde está Kirchner, pero también nosotros. Esta dice que para poder cambiar es preciso acumular y cualquier medio vale. En ese camino se pueden hacer alianzas con sectores que nada tienen que ver con uno para poder llegar. Entonces se recurre a mecanismos, a hombres y a partidos que están en contradicción absoluta en términos de valores con los cambios que se quieren hacer, pero es necesario. Eso sí, cuando finalmente se llega se producen los cambios. Esta es una teoría que en su extremo llegó a la forma que predominó en los setenta que incluyó recurrir a las armas. En los ‘80 y en los ‘90 puede ser el gerenciamiento político, el financiamiento ilegal de las campañas. Del otro lado, están los que dicen que el camino es más importante que la victoria. El camino debe ser construido de tal manera que no ponga en contradicción el proyecto. Esto es más largo, más difícil, supone una política como servicio, supone un gran control moral y no hacer alianzas de cualquier modo. Yo comparto la segunda profundamente y no estoy dispuesta a transitar la primera. Pero es una discusión realmente interesante. Y Kirchner cree profundamente en la primera”.