Jueves, 24 de octubre de 2013 | Hoy
“Hay que planificar sobre los ferrocarriles. El Gobierno no puede seguir haciendo las cosas como hasta ahora. El punto central es tener una estrategia y no estar corriendo siempre detrás de los acontecimientos. No puede ser que esta estatización se haga días después del accidente en Once. Un desafío de la gestión estatal será reordenar la estructura operativa de la línea. Los privados manejaron los trenes como si fueran colectivos. Otra clave será alcanzar un acuerdo con el gremio. En este punto hay que entender que la disputa no es entre capital y trabajo (empresarios y trabajadores), sino que está en juego la calidad del servicio. En cuanto a la posibilidad de recuperar la industria ferroviaria, la compra de vagones a China hace pensar que se dejó pasar una posibilidad y que ahora queda esperar un sector más de reposición y reparación. La rápida entrega del material rodante chino se priorizó sobre la reconstrucción del entramado productivo.”
* Plan Fénix.
“Esta es la tercera vuelta de tuerca. La primera fue echar a Cirigliano. La segunda fue poner un interlocutor del Estado para hacer la operatoria. Y la tercera, poner bajo administración estatal directa el manejo de la línea. Esto no es incorrecto, pero el punto clave es que no puede resolverse la situación del sector mientras continúe el mismo grupo de tecnócratas al frente de las decisiones. Cuando Perón nacionalizó los trenes no quedó ni un solo gerente inglés. Hoy existen gerentes, asesores, técnicos que vienen recomendando qué hacer con los trenes desde los años ’80 y son los responsables de la destrucción del ferrocarril. Se trata de especialistas que pretenden, por ejemplo, hacer funcionar el tren de carga a partir de redes troncales, y no entienden que para darle vida al transporte de mercadería es central desarrollar redes secundarias en pequeños pueblos. Con esta lógica han destruido los trenes. Además, estos tecnócratas realizan grandes lobbies a favor de firmas multinacionales e impiden el desarrollo de una industria ferroviaria local.”
* Analista en temas de transporte.
“El Estado debe hacerse cargo, pero también reclamar por las pérdidas que ocasionó el sector privado. Los trenes siempre fueron propiedad pública y lo que se entregó fue la administración al mercado a través de concesiones. Por ello, el problema de los inventarios y de lo que ha quedado del patrimonio del ferrocarril es central. En los ’90 había infraestructura por 35 mil millones de dólares y ahora el sector público está comenzando a recuperar un activo inferior a 5 mil millones. ¿Dónde fue a parar la diferencia? ¿Qué hicieron las empresas? La destrucción del sistema de transporte fue muy grande y los empresarios deberían rendir cuentas. El grupo Roggio embolsaba ganancias por el cinco por ciento de los gastos que implicaba la operatoria del ferrocarril. Más aún, a medida que las erogaciones subían, el beneficio también iba en aumento. Hasta el momento, el talón de Aquiles de las estatizaciones es la falta de preguntas y reclamos contra grupos que vaciaron los trenes. De todos modos, daría la sensación de que se busca recomponer el sector.”
* Integrante de la Asociación de Personal de Dirección de Ferrocarriles Argentinos.
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