Jueves, 5 de diciembre de 2013 | Hoy
Por Marta Platía
José Manuel De la Sota habló como si él no tuviese ninguna responsabilidad en lo ocurrido. Según el gobernador –porque es el gobernador y debería hacerse cargo en todo sentido–, “la Nación nos dejó solos”. Habló como una víctima cuando pudo haber intentado ¡negociar el martes lo mismo que negoció ayer! ¿O es que acaso ese dinero no existía? ¿Por qué esperó tanto tiempo? ¿Qué es eso de enviarle ¡un tweet! a la Presidenta pidiendo la Gendarmería cuando, como funcionario, ¡como abogado!, sabe perfectamente cuál es el procedimiento y qué debió hacer en la primera tarde del conflicto, si es que ya tenía en claro que no negociaría con los acuartelados hasta ayer? ¿Adónde estuvo en nuestra noche de terror? ¿Qué hizo mientras Córdoba era tierra de nadie? Al mediodía salió, como si recién asumiera en sus funciones, y lanzó: “¡El martes iré a sentarme a reclamar lo que nos deben!”. ¿Es que a este hombre nada lo detiene en su afán político? ¿No tiene reparos en hacer campaña en medio de semejante caos y cuando aún en sectores de la ciudad había saqueos y miedo?
Hizo el anuncio del acuerdo con los policías acuartelados como si se tratara de un logro de su gestión, aplaudido por su obediente claque, que hasta lo vivó como si se tratara de una fiesta partidaria. ¿Pero qué aplaudían? ¿A quién? ¿A un hombre que hace 14 años que está en el poder y al que se le incendia la provincia irremediablemente cada año? ¿Que tiene a su ex cúpula policial presa, imputada por narcotráfico? ¿A un mandatario al que se le atrinchera la policía y sólo atina a descargar sus propias responsabilidades en el gobierno nacional?
Fue insultante, después de la noche de miedo, desprotección y muerte que vivió Córdoba, la puesta en escena de ayer. Y la arenga del final –“¡Salgamos a atrapar a todos los delincuentes, que no quede ninguno en la calle!”– sonó casi a una (peligrosa) licencia para matar. Un castigo a lo que él mismo, con su inacción, su falta de reflejos, ineptitud o lo que fuere, propició. Pero no. De la Sota no se hace responsable de nada. Ni medio “mea culpa”. La autocrítica estuvo tan ausente como él durante el desastre. Pocos minutos después, y en medio de la lógica alegría por su conquista laboral, un eufórico policía le dijo al periodista Jorge Vasalo, de Radio Universidad: “¡Ahora vamos a salir a hacer de goma Córdoba!”.
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