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Los hechos de “linchamientos” a ladrones siguen generando polémicas entre los dirigentes políticos. El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, volvió a justificar los ataques. Aseguró que “la Argentina se está saliendo de madre” con la inseguridad, criticó la postura de la presidenta Cristina Fernández y aseguró que las posturas del juez Eugenio Zaffaroni “nos han hecho mucho daño”. Por el contrario, el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, reclamó que “las penas y los castigos se encuadren en la ley” para “desterrar el salvajismo de los que pretenden hacer justicia por mano propia”. Por su parte, el diputado nacional por el radicalismo Ricardo Alfonsín acusó a su par del Frente Renovador, Sergio Massa, de “dar rodeos” en su postura sobre esos hechos por “temor a perder votos”.

En la misma línea que Scioli, la presidenta del bloque de diputados del Frente para la Victoria, Juliana Di Tullio, señaló que esas acciones “hay que llamarlas como lo que son, delitos”, porque “pareciera que hablamos de algunos delitos para una porción de la sociedad y para otros no usamos esa palabra”. Según apuntó, “eso es peligroso para quienes tenemos responsabilidades políticas, institucionales y también para los medios de comunicación”. Di Tullio expresó que “es lamentable que algunos confundan un hecho delictivo e intenten justificarlo diciendo que el Estado está ausente, porque cuando se dice eso no se es ingenuo”.

Macri insistió en “explicar” la conducta de los asesinos, aunque al final tuvo que aclarar que “no los avala”. Dijo que la Presidenta “va y viene” con sus declaraciones sobre la inseguridad, y opinó que “fue poco feliz” su comparación entre los linchamientos a ladrones con La Noche de los Cristales Rotos. “Acá nadie sale a la calle a perseguir gente, la gente reacciona equivocadamente frente a un agresor”. Además, reiteró que “las cosas que plantea Zaffaroni nos han hecho mucho daño. Que una y otra vez aquel que comete un delito vuelva a la calle sin que la Justicia actúe tiene que ver con esa ideología que él tiene, que se llama abolicionismo, mal llamado garantismo, que no conduce a nada”. Para Macri, los linchamientos “lamentablemente se explican por la desesperación, la ciudadanía va cayendo en la locura cuando el Estado la ignora, y la desesperación siempre es mala consejera”. Destacó que “la civilización creó el Estado para ejercer el monopolio de la fuerza. Como esto no sucede y la gente ve que los mismos una y otra vez roban, asaltan, violentan, entra en esta locura que, obviamente, no es el camino. Entiendo lo que sucede pero no lo avalo”.

Por su parte, el titular de la UCR, Ernesto Sanz, consideró los linchamientos como un “enorme retroceso cultural”. Al “contextualizarlos”, aseguró que existe “ausencia del Estado” y una “violencia moral que baja desde el poder” y se traduce en la “impunidad” de funcionarios en torno de hechos de corrupción. Sanz rechazó cualquier forma de violencia y dijo estar de acuerdo con recientes expresiones de la presidenta Cristina Fernández, al reflexionar que el “gran problema de la violencia social en la Argentina es la desigualdad, es la exclusión”. Pero tomó distancia al sostener que “al Gobierno le falta un ingrediente, hay una violencia moral que baja desde el poder y que llega (a la ciudadanía) y es la de la impunidad en el poder”.

Más claro, el diputado nacional por el radicalismo Ricardo Alfonsín dijo que “lo que ocurrió es un horror, no es justicia, ni por mano propia, ni de naturaleza alguna. Es una barbarie propia de la jungla, y nada puede justificarlas”.