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Augusto Costa respondió a Página/12 acerca del funcionamiento del mecanismo de autorización de los pedidos de importación y comentó cómo se corrigió “una conducta ya arraigada en muchas empresas, la sobrepresentación de declaraciones de importación, con empresas que presentaban hasta cuatro veces la misma solicitud”.

–¿Cómo es el proceso de aprobación de las solicitudes de importación?

–La administración del comercio exterior tiene que equilibrar una serie de objetivos: consistencia de balanza comercial, abastecimiento interno y precios, incentivo a la inversión, sustitución de importaciones y sostenimiento de la producción. Al momento de autorizar las importaciones a través de las Declaraciones Juradas de Importación (DJAI), analizamos por sector pautas de requerimientos de insumos, bienes de capital y bienes de finales importados. En algunos casos tenemos pautas de crecimiento de importaciones; en otros, de mantenimiento, y en otros, de decrecimiento. Se hace un análisis económico basado en las particularidades de cada sector.

–En la práctica, ¿cómo funciona?

–Las empresas presentan sus solicitudes. Si ese pedido es consistente con la trayectoria importadora de la empresa y del sector, y además la documentación está en regla, se autoriza directamente. En caso contrario, se analiza junto a la empresa la situación. Es un análisis sectorial y también caso por caso. Lo que ocurrió fue que, por alguna conducta ya arraigada en muchas empresas, nos encontramos al comienzo de nuestra gestión con una sobrepresentación de declaraciones juradas, porque una misma empresa quizá presentaba hasta cuatro veces la misma solicitud. Eso nos generó un inconveniente de gestión muy serio: en diciembre recibíamos entre 15 y 16 mil presentaciones por día y se generó un cuello de botella. Entonces, convocamos a las cámaras y les transmitimos la necesidad de eliminar esta conducta para que cada empresa presente lo que necesite. También creamos un sistema informático de gestión de declaraciones juradas y habilitamos la posibilidad de que cámaras, organismos públicos y sindicatos presenten reclamos en relación con una solicitud de importación ya presentada. Hoy estamos recibiendo entre 8 y 9 mil declaraciones por día, casi la mitad, y ganamos mucho en agilidad.

–¿En qué consisten las “pautas de crecimiento de importaciones”?

–En estos cuatro meses fuimos teniendo reuniones con las cámaras y las empresas que representan la mayor proporción de las importaciones. Por sector y por empresa fuimos fijando pautas para el año. Las empresas nos venían reclamando previsibilidad para importar. Entonces en función de la proyección de producción, inversión, exportaciones y el requisito de importaciones asociados, acordamos una determinada pauta. Lo que pide la Secretaría de Comercio es lo mismo que piden las empresas: previsibilidad. Las empresas piden saber el flujo de importaciones, nosotros, el de empleo, inversión y producción. Para los principales importadores ya acordamos pautas. Con 500 empresas pymes también. El grueso de las importaciones está bajo un esquema de previsibilidad.

–A comienzos de año pidieron a las grandes empresas que reduzcan un 20 por ciento sus importaciones para el primer trimestre. ¿Tuvo resultado?

–Ese planteo fue en el marco de la necesidad de dar certezas en ese momento. Nos juntamos con los sectores más demandantes de divisas en materia de importaciones para reducir la presión sobre las reservas en el primer trimestre, porque debíamos dar certezas de que la situación estaba estabilizada. Se les solicitó a los 60 principales importadores que lo que no era urgente importar se posponga y que, eventualmente, contribuyan con un mayor plazo de financiamiento de las importaciones, hasta cuando la situación de ingreso de los dólares por exportación estuviera más estabilizada. Muchas empresas pudieron contribuir en ese sentido.