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Desde Santa Cruz de la Sierra

A diferencia de lo que sucedió en enero durante la cumbre de la Celac, la coincidencia en la reunión del G-77+China no sirvió esta vez para acercar posiciones entre los presidentes de Uruguay, José “Pepe” Mujica, y de la Argentina, Cristina Fernández, luego de que resurgiera el conflicto por el aumento en la producción de la pastera UPM (ex Botnia). Según fuentes oficiales, no hubo desde que se conoció la noticia reuniones a nivel presidencial ni de los cancilleres Héctor Timerman y Luis Almagro, quienes intercambiaron notas formales viernes y sábado. De todas maneras, la Presidenta no dejó cerrada la posibilidad de retomar las conversaciones con su par uruguayo: “Siempre hablo” con Mujica, dijo CFK al ser consultada el sábado cerca de la medianoche.

El conflicto con Uruguay se había disparado el viernes tras conocerse la autorización de un nuevo incremento en la producción de UPM, que ahora alcanzará 1.365.000 toneladas de pasta de celulosa. El canciller Timerman anunció la intención de recurrir nuevamente al tribunal internacional de La Haya, que ya había tratado el conflicto en 2010. Desde Bolivia, Timerman ratificó la decisión argentina debido a la actitud “inamistosa” de Uruguay, violatoria del Estatuto del Río Uruguay, y la reformulación “ministerio por ministerio” de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Mediante una nota de la cancillería uruguaya, el gobierno de Mujica respondió que la reacción es “desproporcionadamente costosa, infundada y atenta contra el principio del cumplimiento de buena fe de los tratados internacionales”. Según la carta, el gobierno uruguayo espera que la posición expresada por Timerman, “no signifique un abandono unilateral del diálogo entre nuestros dos países, que seguramente alentará un retorno a una de las peores épocas de las relaciones bilaterales”.

En ese clima había aumentado la expectativa sobre un eventual encuentro en Bolivia, ya sea de los presidentes o de los cancilleres de ambos países que pudiera descomprimir el conflicto tal como había sucedido en La Habana, durante la reunión de la Celac. En aquel momento, el gobierno argentino también había manifestado su intención de recurrir a La Haya tras conocerse que en octubre Uruguay le había autorizado un incremento de producción hasta 1.200.000 toneladas a UPM.

Pero tanto Mujica como CFK se fueron de Bolivia sin hacer referencia al tema.