- Seguridad. El operativo en torno de Casa Rosada fue más que estricto. Página/12 lo pudo comprobar cuando le impidieron la entrada para cubrir la ceremonia de traspaso junto a otros periodistas. El intendente de Lanús, Néstor Grindetti, intentó sin éxito pasar recordando que había sido el ministro de Hacienda porteño, invitación en mano. Finalmente se cansó y dijo: “Me voy a Hacienda a verlo por televisión”. En tanto, el titular del Plan Belgrano, el radical José Cano, tuvo mejor suerte: “¡Soy Cano, del Plan Belgrano!”, les gritó a los policías que no dejaban ingresar a nadie, por más credenciales que tuvieran. Los oficiales se miraron y lo dejaron pasar. Eso sí, a varios de sus asesores les cerraron la reja en la cara.

- Rabino robacámara. Hubo de todo en el público del acto en el Salón Blanco, que estaba reservado para funcionarios y presidentes extranjeros. Pero también había personalidades de la farándula como Susana Giménez y estaba el ex candidato macrista Fernando Niembro, quien abandonó su carrera política luego de que se descubrieran sus contrataciones con el gobierno porteño. “Soy amigo de Mauricio”, fue la explicación que dio sobre su presencia. Miguel del Sel –oscurecido por el bronceado– y Alfredo De Angeli, dos gobernadores PRO que no fueron, se contaron entre los más aplaudidores. El padre de Macri, Franco, lo miraba emocionado. Algunos de los ministros se reían de los evidentes esfuerzos de Sergio Bergman por quedar en cuadro cuando se prendían las cámaras.

- Aplausómetro. La presidencia de 12 horas de Federico Pinedo, como presidente provisional del Senado, provocó todo tipo de chistes en las redes sociales e incluso apareció una cuenta falsa que contaba sus “medidas de gobierno”. Sin embargo, Pinedo demostró tener una fuerte popularidad entre los invitados al Salón Blanco, que terminaron por aplaudirlo incluso más que a Macri.