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La votación de una resolución de condena a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra, prevista para mañana o pasado, se presenta una vez más muy reñida y rodeada de polémica. En lo formal, la moción de condena la impulsó Honduras, pero detrás está como siempre la mano de los Estados Unidos. El gobierno norteamericano reconoció ayer, por medio del secretario de Estado adjunto para Latinoamérica, Roger Noriega, que en los últimos días mantuvo contactos con los países de América latina y Europa para que respalden una resolución de condena. La réplica del gobierno de Fidel Castro fue inmediata y repudió lo que considera como el “retorcimiento de brazo de Estados Unidos para justificar su política de agresión” contra la isla. Alineados con la posición norteamericana están, además de Honduras, El Salvador, Nicaragua, Perú, Costa Rica, Guatemala y Chile, entre otros.
Argentina, Brasil y Paraguay ya adelantaron que se abstendrán. La incógnita es la actitud de México. El canciller mexicano, Luis Derbez, afirmó ayer que aún no han definido una posición, aunque dijo que su gobierno considera “crucial” el respeto a esos derechos.