EL PAíS › TENSION EN EL CORTE DE LA MATANZA
La policía amenazó
La escena fue breve, pero tensa. “Tenemos orden de abrir un carril al tránsito”, explicó el comisario Juan Carlos Perea. En su mano exhibía una resolución del juez federal Alberto Criscuolo. “Nosotros vamos a mantener el corte, que baje el juez al piquete si tiene que dictar una orden”, respondieron los desocupados que cortaban la Ruta 3 en La Matanza. A pocos metros, decenas de efectivos desplegados por Infantería bonaerense observaban la situación, esperando indicaciones. “Queremos evitar que se derrame sangre”, dijo Perea. “Nosotros también, por eso pedimos que nos dejen hacer el reclamo”, lo contestaron los líderes de la ANT que habían llegado desde Puente Pueyrredón para dialogar. El uniformado ensayó nuevos argumentos, levantó la vista y ordenó a sus hombres que se replegaran.
El corte en La Matanza concentró toda la atención cuando el juez Criscuolo exigió que se permitiera la circulación. Esto enojó a los piqueteros, que denunciaron “otro intento por judicializar la protesta social”. Tampoco cayeron bien las palabras de Luis D’Elía, que criticó la postura opositora de los movimientos que organizaron la jornada. “Menem, Castells y Pitrola profetizan la caída de Kirchner”, había dicho.
El reclamo empezó temprano, cuando 200 piqueteros se concentraron a metros del paso a nivel del kilómetro 32. “Después quisimos avanzar hasta el lugar exacto del corte y nos cruzamos con un piquete que nos impedía el paso”, relataron los desocupados. Se referían a los 40 miembros de Infantería que buscaban impedir cualquier interrupción al tránsito.
Luego los vecinos del barrio se sumaron lentamente a la concentración, y como llegaban caminando por la vía del tren, los efectivos policiales quedaron en medio de dos grandes grupos de piqueteros. Frente a este panorama, Perea decidió retirar a sus hombres y permitió la unificación del piquete. Los integrantes del MST Teresa Vive, del MIJD, el MTL y otras agrupaciones de la FTC exigieron entonces 350 pesos para los desocupados, una jornada laboral de emergencia de seis horas y el tope de 10 pesos para las garrafas de gas.
Pero cuando todo avanzaba con normalidad entre mate y choripán, la tensión entre manifestantes y policías se reavivó. “Tenemos que abrir un carril”, dijo Perea, mientras mostraba un fax con la orden judicial. “Eso es una fotocopia, no sirve para nada”, fue la respuesta que obtuvo. “Que baje el juez al piquete”, le dijeron los líderes piqueteros al comisario, que debió volver sobre sus pasos, como lo había hecho minutos antes.
“Quisieron corrernos pero frente a la actitud de mantener el corte vieron que lo mejor era retirarse”, explicó a Página/12 Carlos Chile, del MTL. “Estaba la orden del juez pero al final no pasó nada”, resumían los piqueteros, que por la tarde improvisaron un baile en plena calle. Casi todo fue cumbia, pero también hubo un poco de rock & roll.
Informe: Alfredo Ves Losada.