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Antes de viajar a China, el gobernador Felipe Solá aprovechó sus últimas horas en Buenos Aires para anunciar que intentará formar una línea propia en el peronismo bonaerense. La idea es armar un espacio que le responda con disciplina y que le permita negociar con más fuerza cuando llegue el momento de definir las listas electorales. Pero el objetivo también es apuntalar la gestión –que es lo único que tiene Solá para mostrar y, por tanto, su principal capital político– para avanzar con algunas reformas que están pendientes. Según un colaborador de Solá, el “felipismo” no buscará confrontar con el Presidente sino mostrar que es posible estar “junto a Kirchner desde una identidad” (claramente justicialista).
En La Plata dicen que la idea de armar el espacio surgió a partir de varios encuentros de Solá con intendentes del conurbano. Las palabras que más escuchó el gobernador fueron las de Hugo Curto, intendente de Tres de Febrero, y Gerardo Amieyro, de San Fernando. Pero también influyó en la decisión la oportunidad que se abrió en la provincia a partir de la tensión entre Duhalde y Kirchner: para los allegados a Solá, la pelea entre los dos pesos pesado está preocupando a muchos dirigentes de la provincia que no quieren que el enfrentamiento se profundice.
Según esos análisis, la figura del gobernador podría funcionar como una especie de moderador entre los dos contendientes –por su estilo, su imagen y su supuesto “perfil ideológico”–. También podría ayudar a que los sectores del PJ bonaerense que quieren mantenerse junto a Kirchner sin dejar la estructura partidaria encontraran un representante de sus intereses. “Acá no hay un enfrente de Kirchner: hay un junto a Kirchner desde una identidad definida. Además, quienes están agitando la pelea son todos los sin tierra, de un lado y del otro. O sea, quienes no tienen compromisos de gestión, con la gente. En cambio, los que tienen responsabilidades institucionales son los que buscan bajar el tono. Y para eso lo buscan a Felipe”, analizaba ayer un vocero felipista.
Para empezar a trazar un rumbo, Solá empezó a delinear cuál será su mensaje antes de subir al Tango 01 con rumbo a Beijing. “Me preocupa que se suba la escalada de cruces verbales. Me preocupa que exista ese estilo tribal, el ‘tan-tan’ de los tambores y del presagio de la guerra”, dijo. Luego calificó los cruces verbales entre kirchneristas y duhaldistas como un “juego conventillero” y, utilizando un lugar común, aseguró que “la gente se enoja con toda razón” cuando escucha esas discusiones.