EL PAíS
Las pistas que se siguen hoy
Por R. K.
El juez Rodolfo Canicoba Corral librará en los próximos días exhortos a Suiza, Paraguay, Brasil y Estados Unidos relacionados con la causa AMIA, que tras el apartamiento de Galeano quedó en sus manos. Los exhortos responden a pedidos de la Unidad AMIA y de la Oficina Anticorrupción, que funcionan en el Ministerio de Justicia, hoy comandado por Héctor Rosatti. La pista que se sigue es la de un teléfono que se usó en la Triple Frontera entre el 1º de julio de 1994 y el 18 de julio a las 7.30, una hora antes del atentado. Ese celular, a nombre de André Marques, no se usó ni antes ni después de esas fechas y recibió llamadas desde los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque, y de varios locutorios en Buenos Aires. A su vez desde ese celular se llamó a teléfonos relacionados con Hezbolla en Brasil, Estados Unidos y, sobre todo, El Líbano.
Quien sigue hoy las investigaciones del caso AMIA es la Unidad AMIA a cargo de Alejandro Rúa. En las irregularidades intervino la Oficina Anticorrupción a cargo de Daniel Morín. Se está pensando en armar una Dirección de Investigaciones de la Oficina Anticorrupción que tome todas las aristas del caso, más aún teniendo en cuenta que ahora habrá que seguir las nuevas acusaciones contra Juan José Galeano, Carlos Corach, Hugo Anzorreguy, los fiscales, los jueces y funcionarios. Rúa coordina actualmente el trabajo de grupos de investigadores que funcionan en la Policía Federal y la Gendarmería, especialistas de la SIDE y un puñado de jóvenes abogados de la propia Unidad del ministerio.
Respecto de la determinación de quienes cometieron el atentado, la búsqueda está centrada en que Paraguay, Brasil y Estados Unidos informen si de los teléfonos a los que se llamó desde el celular a nombre de André Marques se hicieron llamadas a Buenos Aires. Eso permitiría encontrar domicilios que pudieran haber tenido relación con la llamada conexión local. Hoy en día, los investigadores creen que el atentado se coordinó desde Brasil y por ello se usó ese celular en la zona de la Triple Frontera, pero no está claro quién era realmente André Marques, seguramente un nombre falso.
En la teoría que manejan en la pesquisa, un hombre clave en el atentado fue un colombiano convertido al Islam, Samuel El Reda, quien vivió varios años en Argentina y estaba casado con Karina Saín, secretaria del agregado cultural de Irán en la Argentina, Moshen Rabbani. Es que desde el celular de Marques sólo se hizo un llamado a Buenos Aires y fue al domicilio de esa mujer. Según los informes oficiales, El Reda está actualmente en El Líbano.
Los investigadores por ahora coinciden con Galeano en que el atentado fue perpetrado por la organización libanesa Hezbolla, ligada a Irán, pero no faltan quienes creen que habrá que ver si el origen no fue Siria, que protege a Hezbolla, ya que tiene una influencia decisiva en El Líbano.
La Oficina Anticorrupción se presentó como querellante en la causa abierta por las irregularidades del caso AMIA en el juzgado de Claudio Bonadío. Este rechazó el pedido de la OA, pero la Cámara fallaría a favor del organismo que conduce Morín sosteniendo que el Estado, a través de la OA, tiene facultades de intervenir en esa causa. Se sabe que en la Casa Rosada hay molestias por la lentitud de los jueces federales en avanzar en las causas contra Galeano y lo mismo sucede con el Consejo de la Magistratura. Tras el fallo del Tribunal Oral, y sobre todo cuando se den a conocer los fundamentos, la idea es lograr la destitución de Galeano antes de fin de año y lo propio podría ocurrir con el fiscal Barbaccia. Todos igualmente afrontan denuncias penales muy graves.
El exhorto que librará Canicoba Corral a Suiza insistirá –por pedido de Rúa y Morín– en que el famoso testigo C viaje a Ginebra y señale cuál es el banco en el que supuestamente Irán depositó 10 millones de dólares según lo que pidió en su momento un hombre que se presentó como enviado de Menem, pero del que no se sabe la identidad y ni siquiera si era verdaderamente un representante del riojano.
A diez años del atentado parece difícil que se logre determinar quiénes fueron los culpables y más que nada llevarlos a juicio. Basta un ejemplo: convalidado por los jueces que lo que estalló fue una Trafic, se sabe que el motor era el de Telleldín, pero en cambio no se sabe qué carrocería se usó y, por supuesto, cómo entraron los explosivos al país y en qué casa se armó la camioneta-bomba.