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Intrusos en la línea

 Por Horacio Verbitsky

Las comunicaciones telefónicas del ministro de Economía Roberto Lavagna y de su segundo Guillermo Nielsen, quienes negocian con los organismos financieros internacionales y con los acreedores de la deuda pública en mora, son escuchadas desde el hemisferio norte por medio de un sistema interceptor satelital. Los aparatos identificados para esas escuchas son los que usa la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos.
Así lo comprobó la justicia federal luego de una causa iniciada durante la gestión de José Luis Machinea. En 2000 el ingeniero Ariel Garbarz detectó, con un software desarrollado por su grupo de investigación en la Universidad Tecnológica Nacional, el espionaje sobre veintidós líneas del ministerio de Economía. El software permite detectar la presencia de una computadora interceptora, con sólo llamar al número bajo investigación desde otra computadora mediante una línea telefónica analógica externa. Un perito de la División Operaciones Técnicas Especiales de la Policía Federal dijo que no creía que los equipos y el software de Garbarz pudieran detectar ese tipo de intrusión y la justicia cerró la causa por el espionaje al ministerio y decidió investigar al especialista que la descubrió, por presunto falso testimonio y estafa. Varios medios que informaron sobre la resolución sugirieron que las indicaciones que se leían en la pantalla las generaba el sistema del propio Garbarz, para simular en forma fraudulenta lo que denunciaba y vender sus servicios de protección.
La jueza María Servini sobreseyó a Garbarz, pero el fiscal apeló. Para comprobar la eficacia del método, la Cámara Federal ordenó peritajes sobre las mismas líneas, en las que se usó el software de Garbarz. Las pruebas fueron realizadas por la División de Informática y Telecomunicaciones de la Gendarmería Nacional y por investigadores de la Universidad Nacional de Buenos Aires en la oficina 101 del ministerio de Economía, en el primer subsuelo, donde está instalada la central telefónica Alcatel 4300. Consistieron en interceptar las comunicaciones de las líneas del ministerio elegidas con una computadora y llamar al mismo número desde otra computadora. Los datos de la primera máquina usada como interceptora, aparecieron en la pantalla de la segunda, que actuó como analizadora. Cuando se cortó la comunicación en la línea, también desapareció el contacto en la segunda computadora, que quedó sin señal. Los peritos cambiaron las leyendas identificatorias de usuario y password de la primera computadora. Las nuevas leyendas también fueron captadas por el programa analizador telefónico en la segunda computadora. También intentaron establecer la comunicación desde la segunda máquina pero ingresando en forma deliberada un usuario y password incorrectos. La respuesta fue “Conexión Inválida”. En cambio no obtuvieron respuesta sobre líneas digitales, lo cual tanto puede significar que el software, que es del año 2000, quedó desactualizado, como que no puede detectar intercepciones en líneas digitales, o que en el momento de la prueba esas líneas no eran escuchadas. Los resultados demostraron que el espionaje sobre el ministerio de Economía continuaba del mismo modo y que las señales no eran generadas por Garbarz sino por aparatos externos. La jueza Servini volvió a sobreseer a Garbarz y la sala de la Cámara Federal integrada por Horacio Cattani y Eduardo Luraschi lo confirmó. Las conclusiones de la investigación indican que “en ninguna de las experiencias las leyendas visualizadas en la computadora de Garbarz fueron generadas por su propio software, sino que provenían indubitablemente de la unidad interceptora”. Cattani y Luraschi firmaron el sobreseimiento por considerar que había quedado comprobada “la efectividad del sistema utilizado por Garbarz para captar equipos interceptores de líneas telefónicas y la ausencia de simulación de respuesta”.
El aparato con el que se realizan las escuchas se identifica como STGBIOS:TDM9990-AST:
4863HK7563123. AST es la sigla que corresponde a Applied Signal Tech. Esos son equipos que utiliza el espionaje estadounidense y no forman parte de la dotación conocida de ninguna entidad pública o privada conocida en la Argentina. Según Servini “la utilidad del servicio de control de líneas telefónicas empleado no resultó falaz”, por lo que “los hechos imputados a Garbarz no existieron”. Los jueces declararon al sobreseerlo que la causa no afectaba su buen nombre y honor. Pero a raíz de su instrucción, el sucesor de Machinea en Economía, Domingo Cavallo decidió no renovar el contrato de protección telefónica con Garbarz y lo mismo ocurrió en otros organismos del Estado. Garbarz (quien presta en forma gratuita su servicio de protección a algunos ministros del actual gobierno) estudia las acciones a seguir respecto de los diarios que lo descalificaron al iniciarse la causa judicial en su contra y que ahora se niegan a publicar la carta en la que les informa del resultado exculpatorio.

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