EL PAíS
“Hasta que compren los caños”
Por Sergio Moreno
Como se dio en la nota central, uno de los datos que cada mañana pide Néstor Kirchner son los indicadores del nivel de reservas de energía. El patagónico está convencido de que la cuestión energética es crucial para mantener el crecimiento económico y entiende que el 2005 no puede encontrar a la Argentina a la defensiva con este invierno. Por eso aprieta el puño sobre las obras que se necesitan para terminar con la crisis energética.
Algo de esto pasó esta semana. El ministro de Economía, Roberto Lavagna, cerró en Brasil la negociación para que ese país, a través de su controlada Petrobras, construya el gasoducto San Martín, que va desde Tierra del Fuego hasta el conurbano bonaerense. Kirchner considera que esta obra es primordial para el futuro energético argentino.
Los brasileños amagaron con dilatar la construcción del portento y Kirchner endureció su posición. El canciller Rafael Bielsa trasmitió a su par brasileño, Celso Amorim, que debían iniciar las obras. Sobrevoló la posibilidad de que el gobierno argentino quitase a Petrobras su licencia sobre Transener, la transportadora de energía que gerencian también los brasileños. Y la negociación salió entre llamados enérgicos que se cruzaron entre la cancillería argentina, el Ministerio de Economía, Itamaraty y el Banco Central de Brasil. Finalmente, los brasileños pidieron que, además de estar garantizado por el Banco Nacional de Desarrollo de su país (BNDes), haya una contraparte del BCRA. “No hay problemas”, dijo Lavagna, “para que el BNDes no pague debería quebrar Brasil”, abundó.
La negociación fue cerrada por el ministro argentino en Brasilia, pero Kirchner dio una orden tajante al canciller argentino: “No aflojés las clavijas hasta que compren los caños”. Eso todavía no ocurrió.